Mientras millones de cubanos luchan por sobrevivir con salarios que apenas alcanzan para comprar pan, el régimen celebra su más reciente saqueo legalizado: ETECSA, el monopolio estatal de las telecomunicaciones, se ha metido en el bolsillo más de 24.8 millones de dólares en solo 46 días.
Sí, leíste bien. Según el primer ministro Manuel Marrero Cruz, el tarifazo aplicado en los servicios de internet y telefonía desde hace poco más de un mes ha generado un promedio de 540 mil dólares diarios, en un país donde la mayoría no puede ni soñar con una conexión estable.
Más caro, igual de malo
Durante su intervención en el Parlamento, Marrero tuvo el descaro de admitir que “la estrategia político-comunicacional” del aumento tarifario causó molestias entre la gente. Pero según él, esas inconformidades ya están “atendidas”. ¿Cómo? ¿Con más discursos vacíos y apagones de internet cada vez que les conviene?
El jefe del gabinete castrista aseguró que el dineral recaudado servirá para “recuperar infraestructuras” del sector. Pero, como de costumbre, no dijo cuándo, ni cómo, ni dónde. Puro humo.
Un negocio redondo en medio de la crisis
A pesar del rechazo popular, el Gobierno no esconde su entusiasmo: las exportaciones de servicios de telecomunicaciones subieron un 3.6% en ese mismo periodo. Es decir, no solo exprimen al pueblo dentro, también venden su control fuera.
Todo esto ocurre mientras avanzan —a puertas cerradas— medidas para profundizar la dolarización de la economía, creando más desigualdad en un país donde el peso cubano ya no vale ni para prender un fogón.
Un 11J blindado digitalmente
Y como si no bastara con cobrar caro, ETECSA ha vuelto a ser protagonista en fechas clave. Este 11 de julio, cuando se cumplen tres años de las históricas protestas del 11J, comenzaron a circular alertas sobre supuestos mantenimientos técnicos que dejarían sin servicio a medio país.
La empresa lo negó en un post de Facebook, pero la gente no olvida que cada vez que se acerca una fecha incómoda para el régimen, la señal desaparece como por arte de magia.
“Es información falsa”, dijeron. Pero lo falso es el discurso de transparencia de una compañía que responde directamente a los intereses del poder.
Apagones digitales y silencio a la carta
El historial de ETECSA como herramienta de represión tecnológica es largo y conocido. Cortes selectivos de internet, restricciones en redes sociales, vigilancia a activistas y periodistas, y sabotaje digital a cualquier intento de organización ciudadana. El 11J, el 15N, el Día de los Derechos Humanos… siempre con la misma receta: dejar al pueblo incomunicado para evitar que se exprese.
Y aun así, el régimen se atreve a justificar las tarifas abusivas bajo el pretexto de la “soberanía tecnológica” y el “bloqueo”. Pero la realidad es otra: en Cuba, comunicarse se ha convertido en un lujo, y ETECSA es el peaje más caro del mundo para una autopista que apenas funciona.
Un país sin voz… pero lleno de facturas
La indignación no ha parado. Cada megabyte cuesta un sacrificio. Cada llamada, una decisión. Y cada vez que el cubano intenta conectarse con el mundo, tiene que pagarle al mismo Estado que le niega el derecho a expresarse libremente.
En resumen: ETECSA recauda millones mientras el pueblo está desconectado, vigilado y silenciado.
Y este 11 de julio, como cada año desde aquel estallido de dignidad popular, la memoria no se apaga. Aunque corten internet, aunque suban los precios, aunque intenten borrar la historia… la verdad sigue viva en cada cubano que grita: basta ya.