El ministro de la Industria Alimentaria en Cuba, Alberto López Díaz, se paró este martes ante la Comisión Agroalimentaria del Parlamento como quien va a confesar una metida de pata monumental… y en efecto, eso fue lo que hizo. Con una mezcla de justificaciones y cifras desastrosas, presentó el balance económico del primer semestre de 2025. Y lo que quedó claro es que el modelo económico del castrismo no da más ni con pan ni con mortadella.
«Ha sido un semestre complicado», soltó el ministro, como si la palabra “complicado” bastara para describir el descalabro total que vive la industria alimentaria en la isla. Admitió, entre líneas, que la mitad de las empresas del sector están paralizadas, en ruinas o simplemente no dan pie con bola.
Una crisis con sabor amargo (y ni azúcar hay)
Según López Díaz, solo la producción de cerveza logró salvar la cara, gracias a las empresas Bucanero y Parranda. Por lo demás, todo lo que implica leche, carne, harina, café o conservas está por el suelo. El plan de producción parece más bien un sueño imposible para un país que vive con apagones, inflación desbocada y un pueblo que hace cola hasta para comprar huesos.
Mientras tanto, 17 empresas del ramo cerraron el semestre con pérdidas millonarias, acumulando más de 364 millones de pesos en números rojos. Una cifra que evidencia no solo mala gestión, sino un sistema totalmente podrido desde adentro. La OSDE Alimentaria, por cierto, fue la que más aportó al desastre.
La industria, literalmente, se queda sin combustible
El panorama no mejora en el sector pesquero. El ministro confesó que ni siquiera pudieron almacenar langosta para exportar, porque no había combustible. Eso dejó a Cuba sin unas 2,000 toneladas que podrían haber generado ingresos, pero ya sabemos: la escasez es ley bajo la dictadura.
A esto se suma una deuda externa de más de 35 millones de dólares, con más de 25 millones ya vencidos. Las cifras son tan alarmantes que ni el propio gobierno logra maquillarlas.
Ni leche, ni trigo, ni soya… ni esperanza
El ministro admitió que el país solo recibió el 30% de la leche en polvo prevista y apenas el 55% del trigo. Ni hablar de la soya o el aceite, que no han visto ni en fotos. Es decir, la comida básica está en peligro, y al régimen solo le queda pedir paciencia… y más sacrificio.
El sector privado: la tabla de salvación que antes demonizaban
En medio del naufragio, el castrismo empieza a echar mano —con vergüenza encubierta— al sector privado, ese mismo al que por décadas satanizaron. Ahora resulta que los nuevos actores económicos ya participan en el 25% de la producción nacional de alimentos. La industria cárnica depende en un 38% de ellos, los lácteos en un 13% y las conservas en un 15%.
Hasta se atrevieron a mostrar ejemplos “de éxito”, como la empresa de conservas en Ciego de Ávila que financió 500 hectáreas de tomate o la cárnica de Sancti Spíritus que diversificó hacia cerdos y aves. Pero ¿quién puede crecer en serio bajo un régimen que estrangula la iniciativa privada con controles y trabas?
Ventas online en dólares, pero el turismo en picada
Según el informe, las ventas por comercio electrónico crecieron, superando los 25 millones de dólares. Pero el turismo, ese que dicen que “es el motor de la economía”, cayó un 11% en ventas alimentarias. La razón: cada vez llegan menos turistas al país. Y claro, ¿quién quiere vacacionar en medio de apagones, escasez y represión?
Medidas desesperadas para una economía en cuidados intensivos
El ministerio ha lanzado una serie de medidas que parecen más parches que soluciones reales. Desde reestructurar organismos hasta abrir cuentas en dólares, pasando por cobrar en divisas la mitad de la pesca al turismo o crear una empresa mixta de chocolate en Baracoa. También, dicen, van a introducir una nueva genética de camarón, como si con eso pudieran esconder el hambre del pueblo.
-Esquemas de financiamiento en divisas para el Grupo Empresarial de la Industria Pesquera y la Empresa para el Cultivo del Camarón.
-Apertura de cuentas en USD para la plataforma online y la corporación Cuba Ron.
-Autorización para cobrar en dólares el 50% del valor de la pesca destinada al turismo.
-Creación de una empresa mixta de chocolate y cacao en Baracoa.
-Introducción, a partir de septiembre, de nueva genética de camarón, algo que no ocurría desde hace 25 años.
-También se aprobó la reorganización del ministerio con nuevas direcciones de ciencia, informática y comunicaciones, y la conversión del Instituto de Investigaciones de Alimentos en una unidad de ciencia autofinanciada.
El colapso es sistémico y el castrismo lo sabe
Ni los discursos huecos ni los informes maquillados pueden esconder la verdad: la industria alimentaria cubana está quebrada, y la única “solución” del régimen es sacar a flote a la fuerza productiva privada mientras siguen ahogando al país con regulaciones absurdas y políticas fallidas.
En resumen, la comida no aparece, las empresas no funcionan, la deuda crece y el pueblo sufre, mientras el castrismo trata de hacernos creer que todo se arregla con un poquito más de “reorganización”. Pero Cuba no necesita parches ni excusas, necesita libertad, y eso no lo va a traer un nuevo plan quinquenal.