En Camagüey, una familia vive una verdadera pesadilla. Héctor Llanes Saavedras, un anciano con demencia, lleva una semana desaparecido y, como ya es costumbre en Cuba, las autoridades brillan por su ausencia.
Fue el periodista cubano en el exilio, José Luis Tan Estrada, quien lanzó la alarma desde sus redes. Publicó la foto del señor y pidió ayuda a quien pudiera haberlo visto. “Necesitamos su ayuda. El señor lleva siete días desaparecido”, escribió, dejando claro el nivel de desesperación.
Y es que en los comentarios de esa misma publicación, alguien confirmó que el anciano sufre de problemas mentales. La persona pedía ayuda para que pudiera volver a su casa sano y salvo. ¿Y el gobierno? Bien, gracias.
¿Dónde está el apoyo institucional?
Como en tantos otros casos, la familia de Héctor está sola en esto. Si alguien tiene alguna pista, puede comunicarse directamente con su hija, Idania Llanes, a los números 53653582 o 58847400. Sí, otra vez es la comunidad —y no el gobierno— quien tiene que actuar.
En un país donde la gente desaparece y nadie da la cara, cada vez son más comunes estos llamados de auxilio en redes sociales. Cuba se está llenando de publicaciones desesperadas en Facebook, WhatsApp y portales independientes, porque el aparato estatal simplemente no responde.
¿Te suena familiar? No es un caso aislado
Este caso recuerda al de Doraiky Águila Vázquez, desaparecida desde marzo. Su madre, Maura Vázquez, ha tenido que convertirse en su propia investigadora, rastreando cualquier pista y rogando ayuda pública. ¿Por qué? Porque en Cuba, si tú no te mueves, nadie lo va a hacer por ti.
Doraiky necesita atención médica urgente, pero eso poco le importa a un régimen que hace rato le dio la espalda a su gente. Y la historia de Héctor pinta exactamente igual: una familia abandonada, un país paralizado y un gobierno ausente.
La Cuba real no sale en el NTV
Lo que está pasando con estos casos es solo la punta del iceberg de una crisis más profunda. La inseguridad social va en aumento y el desgobierno es tan grande, que ni siquiera pueden garantizar que una persona mayor no se pierda y quede a la deriva.
La gente ya no confía en las instituciones. Por eso buscan ayuda en lo único que les queda: las redes sociales y la solidaridad entre cubanos. Porque si esperas que el régimen se mueva por un anciano desaparecido, te puedes sentar con calma a esperar, que lo más probable es que no pase nada.