Cuba se sigue apagando… y no solo en lo eléctrico. El comediante Otto Ortiz, una de las voces más lúcidas del humor en la isla, soltó una de esas frases que resumen todo el absurdo nacional: “Me siento como un mendigo energético”. Así de claro y directo, retrató en redes sociales lo que millones viven cada noche en este país sin descanso.
En un post de Facebook, Otto soltó su crítica con el estilo que lo caracteriza: sarcasmo cargado de verdad. “Los apagones de madrugada se han ido de control, me siento como si estuviera disfrazado de ‘mendigo’ energético”, escribió. Y claro, la frase no salió de la nada…
Es un guiño directo a la exministra de Trabajo, Marta Elena Feitó, que hace unos días aseguró —con tremenda cara dura— que en Cuba no hay indigentes, sino “personas disfrazadas de mendigos”. Esa perla terminó costándole el puesto, porque el pueblo ya no aguanta más insultos desde arriba.
Pero la crítica de Otto va más allá de la ironía. En La Habana, los apagones nocturnos ya no son la excepción, son el nuevo horario oficial del caos. Según la propia Empresa Eléctrica, los cortes pueden durar hasta ocho horas seguidas… ¡y eso si no se “cuela” un extra! Ya hay reportes de gente sin luz desde las 10:00 p.m. hasta bien entrada la madrugada.
Y no es solo La Habana. En provincias como Camagüey, Cienfuegos y Villa Clara, los apagones superan las 24 horas, convirtiendo la rutina en una mezcla de calor, desesperación y pesadilla. Mientras tanto, el gobierno repite el mismo guion: que si la demanda, que si el sistema, que si la UNE… pero lo que no dicen es que esto es el resultado de años de abandono, corrupción y desinterés.
Este martes, por ejemplo, el déficit de generación eléctrica alcanzó un récord de 2,020 MW, provocando apagones masivos en todo el país. Y para el miércoles, la UNE ya estaba anunciando otra jornada crítica. Es decir: ni un respiro en medio del calorón.
Los cubanos no solo se quejan del apagón, se quejan de la burla constante. Porque mientras el pueblo trata de conservar alimentos con abanicos de cartón, el gobierno construye hoteles, pinta fachadas y organiza congresos. ¿Y la luz pa’ cuándo?
En redes, el perfil oficial de la Empresa Eléctrica de La Habana se ha convertido en un muro de lamentos. Usuarios reportan electrodomésticos fundidos, turnos médicos cancelados y bebés que no pueden dormir por el calor. Una pesadilla que ni apagada deja de doler.
Con su frase, Otto Ortiz se suma al coro de voces hartas de vivir a oscuras, no solo por la falta de corriente, sino por la falta de transparencia, respeto y voluntad real del régimen para resolver algo tan básico como encender una bombilla.
Porque sí, en Cuba puede que no haya indigentes, como dijo la ministra, pero lo que sí hay, y cada vez más, son millones de “mendigos energéticos”, rogando por un poco de luz… y dignidad.