Mientras el pueblo cubano se las ve negras para conseguir qué comer, los informes de los ministros del régimen en la Asamblea Nacional solo confirman lo que ya se siente en la calle: la economía está en candela. Esta vez fue el turno del ministro de la Industria Alimentaria, Alberto López Díaz, quien dejó claro que en la Cuba de hoy lo único que abunda… es la cerveza.
Sí, aunque parezca un chiste cruel, la única rama de esa industria que cumplió su plan de producción en el primer semestre de 2025 fue la cervecera. “107% de cumplimiento”, soltó el ministro con orgullo, refiriéndose a fábricas como Bucanero y Parranda. Y mientras tanto, en los barrios, la gente revuelve agua con azúcar para engañar el estómago.
La leche, el café y la carne: un desastre anunciado
Según los datos que compartió ante la Comisión Agroalimentaria de la Asamblea (y que recogió el portal oficialista Cubadebate), la industria láctea solo alcanzó un 54,1% de lo planificado. Y eso que hubo un “crecimiento” en el acopio. ¿Crecimiento? Más de 34.000 niños siguen sin su ración básica de leche, como después admitió la propia ministra del Comercio Interior.
La carne tampoco da señales de vida: el 71% del plan fue lo que se logró, pero con una caída de más de 600 toneladas. Y ni hablar de las conservas (48,5% del cumplimiento), el café (23,7%) y la harina (54,4%). El trigo, que debía llegar en barco, se quedó varado… o nunca salió.
López Díaz no se aguantó las quejas: “Solo entró el 30% de la leche en polvo planificada y el 55% del trigo. No se ha importado ni soya ni aceite”, confesó. En otras palabras, la escasez no va a mejorar… va a empeorar.
Langosta para turistas y ron para exportar: la doble moral del régimen
Lo poco que se pesca, como la langosta, no es para el cubano de a pie, sino para la exportación y para los hoteles, que encima están vacíos. “El año pasado no pudimos capturar 2.000 toneladas por falta de combustible”, lamentó el ministro. ¿Y este año? Peor. Ni arrancó la cosa con inventario.
Aun así, se sigue apostando por ese negocio: se aprobó dejarle el 73,47% de los ingresos a la industria pesquera (unos 62 millones de pesos), a ver si así levanta. Y por si fuera poco, el camarón con genética nueva que se va a producir tampoco es para el pueblo. Hace 25 años no se hacía, pero eso no significa que el cubano podrá comerse uno. El pescado, como el bistec, sigue siendo un lujo de novela.
Mientras tanto, Cuba Ron crece 15% en producción, y en ventas online alcanzó casi 26 millones de dólares. Pero el turismo sigue desplomado, y con él las ganancias. Solo se recaudaron 38,6 millones, un 11% menos que el año anterior. Parece que ni los visitantes quieren seguir tragando el cuento.
Ministerio del Comercio Interior: más deuda, menos leche y plantillas vacías
Por si fuera poco, la ministra Betsy Díaz Velázquez también tuvo su turno para el papelazo. Más de 34.000 niños sin leche es el titular que lo resume todo. El régimen lleva meses sin poder garantizar algo tan básico, mientras se pierden millones en planes fallidos y corrupción disfrazada.
Entre las joyas que compartió, reconoció que hay 14.000 millones de pesos en cuentas sin pagar entre mayoristas y minoristas. Además, el crédito se usa sin respaldo y las plantillas del sector están incompletas: solo el 64% de los cargos cubiertos y los inspectores, al 52%.
Y como si no bastara, los delitos también aumentan: 81 casos registrados entre enero y mayo, 34 más que el año pasado. Se iniciaron más de 1.200 procesos para combatir las violaciones, pero la podredumbre es sistémica.
Producción nacional: solo se cubre el 63% de lo que el país necesita
Eloy Álvarez Martínez, el ministro de Industrias, tampoco trajo buenas noticias. Al cierre de 2024, la producción cubana apenas cubría el 63% de la demanda nacional. De 181 productos claves, 73 presentan incumplimientos. Es decir, el país no produce lo que necesita ni de lejos, pero sigue priorizando lo que da divisas, aunque el pueblo pase hambre.
Cuba en ruinas, con el vaso de cerveza lleno
Este es el panorama de la economía cubana en 2025: más ron, más cerveza, más camarones… pero menos comida, menos leche, menos futuro. El castrismo ha convertido la industria nacional en una bodega vacía para los cubanos y una tiendecita de souvenirs para el extranjero.
Y mientras los ministros hacen malabares para disfrazar el caos con cifras infladas y discursos de autoayuda, la realidad golpea todos los días al pueblo de a pie, ese que ya ni recuerda lo que es tomar café por la mañana o ponerle un vaso de leche a su hijo.
Todo esto, en un país con tierra fértil, costas ricas y talento de sobra. Pero bajo la bota de un régimen incapaz, corrupto y criminal, el hambre seguirá siendo el pan nuestro de cada día.
