En Cuba, hasta arreglar el baño se vuelve una epopeya. Eso fue lo que mostró una joven cubana al comenzar, por fin, la remodelación del suyo, tras años de espera y mucha resignación. El video, publicado en TikTok, tocó la fibra de miles de usuarios que reconocieron en su historia la misma batalla diaria que vive la mayoría en la isla: hacer lo básico con lo mínimo.
La usuaria @mell_mariposa, quien vive junto a su pareja Pedro, compartió su primer día de obra con un mensaje simple pero revelador: “Día 1. Arreglando el baño de la casa. Empezamos con la plomería”. Detrás de esas palabras hay un mundo de sacrificios.
El video muestra sin filtros la cruda realidad: tuberías oxidadas, sanitarios de cuando Martí andaba a caballo y piezas que daban más pena que servicio. “Todo era súper antiguo, era de antes de los bisabuelos”, explicó entre risas nerviosas, mientras removían pedazo a pedazo el desastre.
Contó que tuvieron que cargar los escombros hasta un contenedor cercano, porque ni eso tienen muchas veces las familias cubanas: un sitio decente donde botar los restos del olvido estatal. “Gracias a Dios estaba cerca, porque pesaba muchísimo. Terminamos de noche”, relató.
Pero más allá del esfuerzo físico, lo que duele es lo que representa: en Cuba, hasta cambiar un inodoro es una odisea. Y no por falta de ganas, sino por la miseria impuesta por un sistema que tiene al pueblo atrapado entre la escasez y la desesperanza.
Cuando un seguidor desde Estados Unidos comentó que allá construir es fácil, la joven fue clara: “Esta es la triste realidad de los cubanos, todo es difícil”. Porque sí, allá hay Home Depot; aquí, si tienes suerte, un saco de cemento que aparece de milagro.
A pesar de las dificultades, el video desató una ola de mensajes de apoyo. “El resultado quedará bello, pero el proceso es lo más duro”, escribió una usuaria. Y otros, entre bromas, aplaudieron el coraje de esta pareja que, con lo que tiene, intenta vivir con dignidad en medio del abandono.
Mientras el régimen se llena la boca hablando de «resistir y vencer», el cubano de a pie tiene que vencer primero el obstáculo de un baño podrido, sin ayuda, sin materiales, sin futuro claro. Pero ahí están, luchando, sin aplausos ni promesas, solo con las manos, la voluntad y el cansancio.
Historias como esta no son solo contenido para redes: son radiografías de una nación que se cae a pedazos, y donde cada mejora en el hogar es un acto de rebeldía y de amor propio.
