La polémica está servida. La elección de la representante cubana para el certamen de Miss Universo 2025 ha causado una ola de críticas, dudas y hasta teorías de conspiración que han incendiado las redes sociales. ¿La razón? La nueva Miss Cuba es nada más y nada menos que la hija de la conocida presentadora Lili Estefan, lo que ha puesto a medio mundo con la ceja levantada.
Desde que se anunció su coronación, el nombre de la joven –cuyo apellido pesa más que cualquier banda de reina– ha acaparado titulares. Y no es para menos: muchos internautas acusan un posible “arreglo” en la competencia, dejando en entredicho la legitimidad del evento.
¿Hubo billete de por medio?
En medio del revuelo, ha salido a relucir el nombre del poderoso Emilio Estefan, tío de la ganadora y figura clave en el mundo del entretenimiento latino en Miami. Algunos usuarios han soltado con fuerza la idea de que habría desembolsado ¡dos millones de dólares! para asegurar la corona de su sobrina.
Aunque no existe ninguna prueba concreta que respalde semejante acusación, la sospecha ha sido suficiente para convertir el certamen en un ring de boxeo virtual donde se enfrentan los defensores de la modelo y los que gritan “fraude” a los cuatro vientos.
Incluso la inteligencia artificial de Meta (Facebook) se metió en el arroz con mango al desmentir parte de la información que circulaba, intentando apagar un fuego que ya está desatado.
Reclamos, indirectas y sospechas
El runrún no se ha limitado a los usuarios de redes. Algunas exparticipantes del concurso también han soltado pullas, cuestionando la transparencia del proceso y alegando que se modificaron reglas internas sin avisar públicamente. Como es de esperar, eso solo alimentó la desconfianza y reforzó la narrativa del “dedazo”.
“No veo que tenga nada de cubana, ni de reina”, soltó una internauta sin filtro. Otros comentarios como “había chicas mucho más lindas que ella” o “el dinero lo arregla todo” llenaron los comentarios en Facebook e Instagram. Aunque, por supuesto, también hubo quienes la defendieron, asegurando que su preparación y carisma bastaban para merecer el título.
Silencio institucional y una defensa medida
Hasta el momento, los organizadores del concurso no han dado la cara ni han ofrecido explicación oficial alguna. Un mutis que ha dejado el terreno fértil para todo tipo de conjeturas.
La joven coronada, eso sí, ha salido a responder en entrevistas, asegurando que todo fue fruto de su esfuerzo, dedicación y compromiso, y no del apellido que lleva ni del poder que representa su familia en el sur de la Florida.
Entre bambalinas, muchos siguen preguntándose si el certamen fue realmente una competencia justa o simplemente otra vitrina montada para favorecer a los de siempre.
En un contexto donde el régimen cubano ha convertido hasta la belleza en espectáculo manipulado y politizado, este caso no hace más que demostrar que el oportunismo, el elitismo y la influencia siguen marcando la pauta, incluso fuera de la isla. Aunque el concurso se celebre en el extranjero, la sombra del poder —y sus tentáculos— sigue ensuciando lo que debería ser un sueño para tantas jóvenes cubanas con talento de sobra.