En el pueblito de Uñas, allá por los campos del municipio Gibara, en la provincia de Holguín, ocurrió un episodio que parece sacado de una película de realismo mágico… pero más bien refleja el absurdo real que se vive en Cuba hoy.
Un hombre, identificado como Norge Rodríguez —conocido por los vecinos como “Norgitín”— fue sorprendido después de robar y sacrificar un caballo ajeno… para luego quedarse profundamente dormido sobre el cadáver del animal.
Sí, así mismo como lo estás leyendo. La miseria, el alcohol y la impunidad se juntaron en una escena digna de crónica roja y sátira social.
La curda le ganó al delito
Según el relato publicado por el perfil oficialista Cazador Cazado —ese que hace de vocero extraoficial de la policía en el oriente cubano—, Norgitín se metió tremenda misión delictiva: robó un caballo alazán, lo llevó a casa de su madre, y allí lo mató para sacarle la carne. Pero el plan no le salió redondo, porque en medio del proceso, se echó unos tragos tan fuertes que lo dejaron tieso… y acabó roncando encima del propio animal que había ultimado.
Cuando la policía llegó, no encontró al típico ladrón en fuga, sino a un tipo durmiendo su borrachera encima de un caballo sacrificado, con los cuchillos de faena tirados a un lado. Una escena tan grotesca como surrealista, que según el perfil en redes, debió dejar “al bello durmiente” con un susto tremendo cuando abrió los ojos y se vio esposado.
Crónica del absurdo, versión holguinera
Lo cierto es que este caso ha causado una ola de reacciones en redes sociales. Para muchos, la historia parece un sketch de humor negro, pero para otros, es un reflejo crudo de la desesperación que hoy se vive en los campos cubanos.
En un país donde comer carne se ha vuelto un lujo, donde la proteína escasea y el régimen solo garantiza propaganda y represión, no es raro que florezcan estas prácticas ilegales de sacrificio animal. Pero esta vez, la “profesionalidad” del matarife quedó opacada por su adicción al ron.
Y es que el alcoholismo, otra plaga social que va creciendo con el abandono estatal, también es parte de esta historia. Donde no hay esperanza, ni comida, ni empleo digno, el trago barato suele ser la única “escapatoria” para muchos.
Delincuencia, hambre y decadencia: el verdadero telón de fondo
Aunque aún no se ha informado qué sanción enfrentará Norgitín, es de esperar que le caigan con todo el peso de la ley. Pero la historia no es solo sobre un caballo robado ni un hombre dormido. Es el retrato de un país sin rumbo, donde hasta los delitos empiezan a tener tintes ridículos por la falta de estructura, valores y futuro.
Detrás de la risa nerviosa que provoca este tipo de noticia, hay una verdad amarga: los cubanos están llegando a límites insospechados para sobrevivir. Y en medio de esa lucha, el sentido común, la dignidad e incluso la vergüenza… empiezan a desdibujarse.
Lo que antes habría sido impensable, hoy se vuelve cotidiano. Y mientras el castrismo se atrinchera en su discurso vacío, el pueblo se ve obligado a escoger entre el hambre o el delito, entre el colapso o la botella.
Este no es un cuento más del oriente cubano. Es una postal de la Cuba profunda, donde los animales se matan a escondidas, las leyes se ignoran por hambre y el futuro… se duerme borracho sobre un caballo muerto.
