En una esquina cualquiera de Cuba, donde ya la esperanza parece que dobló la esquina hace rato, un anciano discapacitado dejó boquiabierto a un joven con un gesto que habla más fuerte que mil discursos del Partido.
El señor, con más años encima que salud y con medio cuerpo inmóvil por una parálisis, no se dio por vencido. En vez de extender la mano, sacó lápiz y talento, dispuesto a cambiar su arte por algo tan básico como una pizza.
«Píntame un caballo y te compro una pizza», le dijo el joven Chris Christian, quien grabó el encuentro y lo compartió en TikTok. Y sin pensarlo mucho, aquel hombre mayor, vencido por la vida pero no por el espíritu, se agachó en la calle y dibujó un caballo con una precisión que sorprendió a todos.
Nada de esto sería noticia en un país donde la vida funcione con normalidad. Pero en Cuba, donde un anciano enfermo tiene que dibujar para no pasar hambre, cualquier gesto humano se vuelve resistencia. Porque cuando el Estado te da la espalda, el alma se convierte en herramienta de supervivencia.
El video, que se ha hecho viral, muestra al señor con el lado derecho del cuerpo completamente inmóvil. Sin embargo, eso no lo detiene: con su mano izquierda traza rostros, figuras, historia… y también su necesidad.
En otro clip, Chris le propone otro reto: retratar a seis personajes de la historia cubana. El abuelo, con toda su calma y destreza, dibujó los rostros de Martí, Maceo, Gómez, Fidel, Camilo y el Che.
Algunos usuarios en redes cuestionaron la selección de figuras, sobre todo las asociadas al castrismo. Pero Chris fue claro: “Él pinta lo poco que le queda en la memoria. No tiene ideología, tiene hambre”, dijo tajantemente.
Y así es. Porque cuando un cubano tiene que intercambiar dibujos por comida, la ideología se queda pequeña ante el estómago vacío.
“Ese señor está pasando más trabajo que un forro de catre”, resumió Chris con crudeza y verdad. Como ayuda, le dejó alimentos y algo de dinero, un gesto que, aunque noble, no borra la gran pregunta de fondo:
¿Dónde está el Estado que tanto presume de justicia social?
Mientras los medios oficiales callan, los abuelos dibujan. Mientras el régimen organiza desfiles y congresos, los viejitos en la calle hacen malabares con sus manos temblorosas para poder comer algo caliente.
Porque en la Cuba de hoy, ser viejo es casi una condena. Y aún así, este anciano demuestra que la dignidad, cuando no te la mata el hambre, se dibuja a pulso… aunque sea con una sola mano.