Las imágenes hablan solas. Familias enteras tiradas en las aceras, colchones improvisados sobre el cemento caliente y niños tratando de dormir bajo un cielo que tampoco da tregua. Es la postal más cruda del verano en Cuba, un país que arde no solo por las altas temperaturas, sino por la desidia y el abandono de un régimen incapaz de garantizar lo básico.
Desde Holguín, el periodista Mario J. Pentón compartió una foto tomada en el reparto Vista Alegre que da un puñetazo al alma: un hombre dormido en plena calle, sin más refugio que la noche. Según los vecinos, llevaban más de 20 horas sin electricidad, en un calor que no da respiro.
«Esto es brutal, inhumano«, dijo con rabia un residente del lugar, que grabó el momento y pidió al mundo que no mire para otro lado. «Que vean la realidad que ellos, los de allá arriba, quieren esconder a toda costa», soltó, haciendo referencia a un gobierno que sigue vendiendo humo mientras la gente se cocina viva.
Este no es un caso aislado. Por toda la isla se repite el mismo drama, con familias que se ven obligadas a dormir en portales, aceras o patios, porque dentro de sus casas el calor es asfixiante y los mosquitos hacen imposible pegar un ojo. Lo peor es que esta situación no es nueva. El año pasado ya habíamos visto escenas parecidas, que solo provocaron indignación… pero ningún cambio.
Una madre santiaguera compartió hace meses un video en el que se veían sus hijos dormidos en el suelo del portal. Era de madrugada, y el calor sumado a la falta de ventilación y la plaga de insectos los expulsó de su hogar. “No pueden dormir, ni ir a la escuela. Tienen que descansar en el piso”, decía entonces, con una mezcla de resignación y dolor.
Hoy, el panorama no es muy distinto. El déficit eléctrico ha sobrepasado los 1800 megawatts, lo cual se traduce en apagones que duran más que una jornada laboral. La población, como siempre, paga el precio mientras los dirigentes siguen en su burbuja de privilegios, dando discursos que ya nadie cree.
Cuba no solo está en penumbras por falta de corriente, sino por falta de humanidad. Un país donde la gente tiene que dormir en la calle por culpa de la incompetencia del poder, es un país en emergencia. Y lo más triste es que esa emergencia se ha vuelto rutina.