Entre enero y mayo de 2025, el régimen de La Habana metió la mano en el bolsillo y soltó más de 204 millones de dólares en compras de alimentos y productos agropecuarios a Estados Unidos. Sí, así como lo lees. A pesar del cuento eterno del “bloqueo”, los datos oficiales del Departamento de Agricultura norteamericano no mienten: la cifra subió un 16,6% con respecto al mismo período de 2024, cuando se gastaron unos 175 millones.
Solo en mayo, la cuenta fue de más de 37 millones de dólares, más que en mayo de 2024 y muy por encima del mismo mes de 2023. Es un récord tras otro mientras en Cuba la comida escasea, los precios se disparan y la gente tiene que fajarse por un pedazo de pan.
El pollo, como siempre, reina en el plato oficial
El producto que más repite en la compra del castrismo es el pollo. Casi la mitad del gasto de mayo fue en cuartos, muslos y demás partes del ave, sumando más de 15 millones de dólares. Una dependencia que no solo revela la falta de producción nacional, sino el cinismo con el que el régimen justifica su desastre interno.
También figura una compra inédita de leche en polvo por más de 7 millones de dólares, lo cual dice bastante en un país donde la leche está racionada y muchos niños crecen sin saber a qué sabe un vaso lleno.
Para rematar, se compraron más de 3,8 millones en carne de cerdo, 1,2 millones en arroz y casi medio millón en café. Productos que alguna vez se producían en la Isla con abundancia, pero que hoy llegan en barco desde el “enemigo imperial” porque en Cuba ya ni sembrar saben o les importa.
De la comida a las motos: una economía de importaciones y doble moral
La lista sigue con más de un millón en motocicletas, un negocio creciente que no resuelve el hambre, pero sí llena los almacenes donde revenden a precios de locura. También se adquirieron productos sanitarios por 52 mil dólares y se recibieron donaciones humanitarias que superan los 10 millones, un gesto que contrasta con la propaganda estatal que sigue presentando a EE.UU. como un monstruo insensible.
Y si hablamos de ruedas, el régimen ha importado, solo entre enero de 2023 y mayo de 2025, más de 115 millones de dólares en vehículos nuevos y usados, desde camiones hasta ciclomotores, pasando por piezas y repuestos. Solo este año ya van más de 20 millones en esas compras.
¿Bloqueo? El cuento de nunca acabar
Todo esto se hace bajo el amparo legal de la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales y Mejora de Exportaciones de 2000. Gracias a esa ventana legal, desde que comenzaron las compras en 2001, Cuba ha gastado en EE.UU. más de 7.885 millones de dólares.
Pero a pesar de esa cifra escandalosa, la narrativa oficial sigue echándole la culpa al “bloqueo yanqui” por cada apagón, por cada estómago vacío y por cada farmacia vacía en el país. El doble discurso del castrismo ya no engaña a nadie: compran lo que necesitan y lo que les conviene, pero siguen usando el embargo como excusa para justificar su ineficiencia, su corrupción y su represión.
Mientras tanto, el pueblo cubano se revuelca entre colas, hambre y apagones, viendo cómo su propio gobierno le compra al “enemigo” para seguir manteniendo los privilegios de una élite que no ha pasado hambre ni un solo día. La verdadera escasez está en la decencia, no en los contenedores.
