Si hay algo que un cubano no puede dejar atrás, esté donde esté, es su cafecito de todos los días. Y eso lo dejó más que claro un camionero cubano que se ha vuelto viral en TikTok al demostrar que ni el trabajo ni los kilómetros le impiden tomarse su taza como buen criollo.
En el video que está dando vueltas por toda la red, este chofer aparece preparando café en plena carretera, con su cafetera italiana al fogón, una cocina de gas portátil y tremenda sonrisa en la cara. ¿El lugar? La parte trasera de su camión. ¿El estilo? Cien por ciento cubano.
“Cubano camionero que se respete, para, hace café y comparte”. Esa es la frase que acompaña el video, y no puede ser más precisa. Porque este gesto tan simple ha desatado una ola de comentarios positivos y miles de reacciones de usuarios que se sintieron identificados con la escena.
Y es que no se trata solo de un café, ¡no, mi hermano! Se trata de una tradición que va en la sangre, de un ritual que se repite desde La Habana hasta Hialeah, pasando por cualquier highway de Estados Unidos. Donde haya un cubano, hay café. Y si hay café, hay cuento, hay pausa, hay conexión.
La imagen del camionero, vestido de rojo con su gorra blanca, su cafetera clásica echando humo y los vasitos plásticos listos para compartir, transmite más que una simple parada técnica. Transmite cubanía en estado puro, esa capacidad de convertir cualquier momento en un espacio para compartir, para hacer comunidad, aunque sea a un costado del camino.
El video se ha viralizado no solo por lo simpático y espontáneo que resulta, sino porque resalta una costumbre tan esencial para los cubanos: el café como excusa para conectarse, para regalar cariño, aunque no haya mesa ni casa, solo carretera.
Muchos comentaron que la escena les trajo recuerdos de su infancia, de su familia en Cuba o de esas paradas improvisadas durante los viajes largos. Otros simplemente celebraron el gesto con emojis de café y frases como “¡Así se hace!” o “Eso es ser cubano de verdad”.
Y es que, al final, este camionero no solo se tomó su cafecito caliente: nos sirvió a todos una cucharadita de nostalgia, otra de orgullo y muchas ganas de hacer una pausa para compartir. Así, sin filtros, sin poses, como se hace el café en Cuba: con alma.