En un nuevo intento por maquillar el desastre económico en que está sumido el país, el régimen cubano ha vuelto a desempolvar a sus peones de siempre. Esta vez, los protagonistas son los exespías Antonio Guerrero y René González, dos de los llamados “Cinco Héroes”, quienes ahora se disfrazan de empresarios turísticos para promover la fallida industria del turismo en la isla.
Ambos firmaron un acuerdo de colaboración entre las entidades que dirigen: la Agencia de Viajes San Cristóbal, encabezada por Guerrero, y el Club de la Aviación de Cuba (CAC), presidido por González. El anuncio se hizo con bombo y platillo en redes sociales, donde se leyó una frase tan pomposa como desconectada de la realidad: “Si antes era un privilegio trabajar con un héroe, ahora somos afortunados de poder trabajar con dos”. Como si el pueblo cubano no supiera que esos “héroes” no han hecho más que servirle al aparato represivo del castrismo.
René González, con su historial como piloto, ha estado promoviendo actividades aéreas en Varadero desde 2023, en línea con los desesperados llamados de Manuel Marrero a convertir al turismo en la “tabla de salvación” de la economía cubana. Mientras tanto, Guerrero, ingeniero de profesión, ha sido ficha del régimen en múltiples cargos técnicos y políticos, y ahora funge como rostro de una agencia estatal más, diseñada no para el pueblo, sino para el turismo extranjero que le sigue inyectando oxígeno al sistema.
El gobierno sigue apostando ciegamente al turismo como salvavidas, ignorando los reclamos urgentes de la población. Esta semana, Marrero volvió con el mismo cuento de siempre: que el turismo “prosperará” y traerá ingresos para responder a las necesidades del pueblo. Pero ya nadie se traga ese discurso. En redes sociales, las respuestas fueron inmediatas y punzantes: “¿Hasta cuándo Marrero con ese cuento?”, cuestionó un usuario, poniendo en palabras lo que muchos cubanos piensan.
El problema es que el turismo en Cuba hace aguas por todas partes: hoteles vacíos, precios inflados, mala atención y una infraestructura deteriorada que espanta a cualquiera. Lo reconoció el propio ministro del sector, Juan Carlos García Granda, al calificar el 2024 como “el peor momento desde el 11 de septiembre de 2001” para la industria turística.
Mientras el régimen sigue apostando por figuras recicladas como González y Guerrero para vender una imagen que ya nadie compra, la mayoría de los cubanos sobrevive entre apagones, comida escasa, salarios que no alcanzan ni para una semana, y hospitales en ruinas. Pero claro, para ellos lo importante es cerrar “acuerdos estratégicos” entre burócratas reciclados que siguen chupando del bote.
La realidad es una sola: el turismo en Cuba no va a salvar a nadie mientras el sistema siga podrido desde dentro. Y ningún exespía, por muy “héroe” que lo llamen, va a cambiar eso.
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