En plena Habana y con la Plaza de la Revolución como telón de fondo, una mujer cubana que se identificó como Lucía Morgán López sacudió las redes sociales al proclamarse presidenta legítima de Cuba y emplazar públicamente a Miguel Díaz-Canel para que le entregue el poder. Sí, como lo lees: sin pelos en la lengua, lo llamó al diálogo y le dejó claro que ella está lista para asumir «el lugar que le corresponde».
“Aquí estoy, dispuesta a conversar, a dialogar. Tú sabes dónde encontrarme, sabes cómo”, expresó la mujer en un video que ha corrido como pólvora por todas las plataformas. “Yo soy la verdadera presidenta, ese cargo que tú ocupas no te toca”, soltó sin titubeos, parada frente a uno de los símbolos del castrismo.
Como era de esperar, el video desató una mezcla de reacciones. Por un lado, no faltaron las burlas que cuestionaban la salud mental de Lucía. Pero por otro, también aparecieron voces que aplaudieron su valentía y le reconocieron una claridad que escasea en los pasillos del poder cubano. ¿Locura o lucidez? La línea, en este país donde reina el absurdo, parece cada vez más delgada.
El escritor cubano Guillermo Rodríguez comentó el hecho en su cuenta de Facebook, dejando ver tanto su asombro como su preocupación. “¿Qué es estooo?”, escribió al principio, para luego describir cómo la mujer —que asegura ser de Morón, Ciego de Ávila y residente actual de Guanabacoa— no solo se proclamó presidenta, sino que plantó cara frente a la Asamblea del Poder Popular y el yate Granma, íconos del mito revolucionario.
Rodríguez, aunque reconoce que hay algo impactante en la puesta en escena de Lucía, también pidió a sus familiares que estén atentos en caso de que ella padezca algún trastorno mental, pues el régimen no suele tener clemencia con quienes desafían públicamente al poder.
Ahora bien, más allá del espectáculo, Lucía lanzó verdades que duelen: denunció que los dirigentes se han enriquecido a costa del pueblo, que el dinero se pierde entre manos corruptas, y que mientras los hijos de la cúpula estudian en el extranjero, en Cuba no hay corriente ni esperanza.
Y no está diciendo nada que no comenten a diario miles de cubanos en redes. La falta de transparencia, las millonarias inversiones en hoteles para turistas fantasmas, y el abandono total de las termoeléctricas y servicios básicos son el pan nuestro de cada día.
Lo de Lucía puede parecer excéntrico, pero no es más loco que vivir en un país donde la miseria es la norma y el descaro del poder no tiene límites. En un lugar donde decir la verdad es un acto de valentía, lo que hizo esta mujer —sea presidenta o no— merece algo más que burlas.
Tal vez Lucía Morgán no tenga un título oficial, pero hoy representa el grito desesperado de muchos cubanos que ya no creen en esta farsa de “revolución”.