Volver a Cuba no siempre es sinónimo de alegría. Para muchos, es regresar al dolor, al recuerdo, a las ausencias. Así lo mostró un cubano en TikTok, que decidió rendir homenaje a su padre y su hermano fallecidos, no con flores, sino con lo único que pudo llevarles: una cerveza y su corazón en la mano.
En un video que ha tocado la fibra de miles, el usuario @victorraydelferna compartió su visita al cementerio, donde reposan los restos de sus seres queridos. «Cumpliendo en Cuba con mi padre y mi hermano, luz para sus espíritus», escribió, mientras destapaba la fría frente a la tumba. Un gesto simple, pero cargado de simbolismo y desgarro.
Vestido con una gorra, camiseta deportiva y una mochila al hombro —como quien carga con toda su historia—, el hombre aparece bajo el sol inclemente de un cementerio cubano, en medio del abandono y la tristeza que caracterizan estos lugares en la isla. Ni flores frescas, ni mármol reluciente. Solo tierra seca, lápidas agrietadas y el eco de los que ya no están.
Pero lo más poderoso no fue el brindis, sino lo que no se dijo. Ese silencio que grita lo que muchos cubanos sienten cuando regresan: el país cambió, la familia ya no está completa y el dolor sigue ahí, como un ancla en el pecho.
El video provocó una ola de comentarios solidarios. «Qué hermoso gesto», «Eso es amor puro», escribieron algunos. Otros, desde el exilio, entendieron el mensaje sin necesidad de subtítulos: volver a Cuba es, muchas veces, visitar fantasmas y llorar lo que no se pudo llorar antes.
Y es que, en un país donde el pueblo sobrevive como puede, donde la muerte también se enfrenta sin recursos, este tipo de escenas se repiten. Lo que para el régimen es “normalidad”, para millones de cubanos es una herida abierta. Ni los muertos descansan en paz cuando el olvido y la miseria se vuelven paisaje.
Este breve momento, capturado en un TikTok de apenas unos segundos, nos recuerda que la verdadera Cuba no es la que muestran en los hoteles de lujo, sino esa donde un hijo regresa con una cerveza en la mano porque no hay flores que aguanten el calor ni bolsillo que las pague.