En una Cuba donde lo más difícil no es soñar, sino sobrevivir sin perder la esperanza, una pareja joven decidió lanzarse al ruedo con lo poco que tenía: 9 mil pesos cubanos y una receta de donas caseras. Así, sin lujos ni promesas falsas, comenzó una historia que ha tocado el corazón de miles en TikTok.
“Seremos millonarios en Cuba”, afirma con una mezcla de optimismo y humor la joven conocida como @keylitaglez, mientras cuenta cómo nació su pequeño negocio. “Sabemos que eso no pasa de la noche a la mañana, pero hay que empezar por algún lado”, dice con una sonrisa, como quien no le teme al futuro, pero sí al estancamiento.
La idea arrancó con lo básico: harina, aceite, azúcar… y muchas ganas. Pero más allá del sabor, lo que le pusieron fue «sazón, alegría y cubanía», según cuenta Keyla. Al principio tenían un nombre comercial “bonito y elegante”, como ella lo describe, pero pronto entendieron que nada de eso tenía sentido si no los representaba de verdad.
Lo que empezó como una “locura” es hoy su fuente de vida. Pero no todo ha sido dulce como las donas: también han llovido las críticas. “¿Y quién les compra si nadie tiene un kilo?”, escribió un usuario. Otro preguntó con sarcasmo si tener un millón de pesos cubanos significaba algo en un país donde la moneda vale menos que una sonrisa.
Lejos de desanimarse, la emprendedora respondió con temple:
“Ya somos millonarios, aunque no tengamos ni un peso. Tenemos visión, fuerzas, ganas y salud, y eso vale mucho más.”
La respuesta se volvió viral, recibiendo mensajes de apoyo desde Venezuela, Chile, Paraguay y otras partes del mundo, donde el pueblo también conoce bien lo que es luchar desde abajo.
Claro, no faltaron las advertencias: “No digas la palabra ‘millonario’ muy alto que te lo quitan todo”, escribió una seguidora. Otra fue más directa: “Mientras la dictadura no los vea, todo bien. Si se hacen notar, les cae el hacha.”
Y no es para menos. En una isla donde los negocios privados crecen bajo el miedo constante de ser aplastados por la maquinaria estatal, hablar de éxito suena casi a provocación.
Aun así, la pareja sigue pa’lante. Con fe, con trabajo duro y con el calor de su comunidad. Como ellos mismos dijeron: “Esta historia apenas empieza y viene con todo.”
Porque en una Cuba que se cae a pedazos, la resistencia también se hornea, con azúcar y coraje.
