Así resume su historia Jesik Castro, una cubana que está viviendo lo que para muchos en la isla parece un sueño imposible: construir su propia casa desde cero en Estados Unidos.
A través de TikTok, Jesik fue compartiendo cada paso del proceso, desde que ella y su pareja compraron un lote vacío, hasta el momento en que por fin pudieron posar, emocionados, frente a su nuevo hogar con número y todo: 2829.
“Casa… esfuerzo tiene su recompensa. Nuestra primera casa en USA”, escribió Jesik en el video que ya ha derretido corazones en redes sociales y acumula miles de visualizaciones. Y es que la emoción se siente, se contagia, y más cuando uno viene de un país donde tener techo propio es casi ciencia ficción si no tienes padrino o vives del invento.
En las imágenes se ve de todo: el terreno en crudo, los avances de la obra, el ladrillo que va subiendo poco a poco, el portal que se arma, el garaje que toma forma. Un hogar hecho a pulso, sin tener que “resolver materiales” ni sobornar a nadie para que te vendan un saco de cemento.
El video culmina con ellos sosteniendo un cartel que dice “¡Vendido!”, como quien le planta cara al pasado. Como quien le dice al sistema que los expulsó: “Mira lo que sí se puede lograr cuando te dejan trabajar y soñar en paz.”
Para muchos migrantes cubanos, tener casa propia fuera de Cuba es mucho más que un techo. Es una medalla al sacrificio, al aguante, al desarraigo. Y para los que aún están en la isla, es una señal de que sí se puede, aunque haya que cruzar medio planeta y empezar de cero.
En contraste con la crisis habitacional que sufre Cuba —donde los derrumbes, la humedad y las promesas incumplidas son el pan de cada día—, historias como la de Jesik iluminan el camino de quienes todavía no han perdido la fe. Y dejan claro algo que al régimen no le gusta oír:
la libertad construye, la represión derrumba.