Eduardo Antonio, el siempre polémico y auténtico Divo de Placetas, volvió a hacer de las suyas y esta vez lo hizo en plena pasarela de la Doral Fashion Week, donde no solo desfiló con un look que quitaba el aliento, sino que también mandó un claro mensaje de libertad: la moda es para quien la quiera llevar, sin etiquetas ni límites.
Vestido con una capa de tul vaporosa, chaleco urbano, mallas ajustadas y unas botas de plataforma que imponían respeto, Eduardo no desfiló… ¡flotó! Cada paso suyo en la pasarela fue una bofetada con glitter para los que aún se aferran a ideas rancias sobre cómo debe vestirse un hombre.
El autor del look fue el diseñador venezolano Idol José, quien explicó que su propuesta buscaba fundir lo elegante y glamuroso con elementos más urbanos. Nada fue al azar: la capa hablaba de realeza y teatro, el chaleco le daba ese aire callejero, y las mallas con botas… bueno, eran pura actitud.
Pero más allá de la tela, el brillo y el diseño, Eduardo Antonio dejó claro que esto era un acto de expresión personal y artística. “Hoy muchos hombres se visten así. Lo ves en redes, en pasarelas. Son prendas masculinas, pero con detalles que antes eran considerados solo para mujeres”, dijo el cantante, dejando en evidencia que los tiempos han cambiado, aunque en Cuba parezca que no.
Porque sí, mientras en Miami la libertad de expresión también se vive en el vestuario, en Cuba la censura, el machismo oficialista y la represión artística siguen campantes. En la isla, si un artista se atreve a salirse del molde, lo castigan, lo silencian o lo entierran mediáticamente.
Eduardo, que nunca ha escondido su estilo ni su forma de ser, dejó una frase que lo resume todo: “A mí no me importa si alguien se escandaliza al verme con transparencias o mallas. Yo siempre me he vestido como me da la gana. Me pongo lo que me gusta y lo que me hace sentir bien”.
Y es que el Divo de Placetas no solo sigue siendo un referente musical, sino también un símbolo de valentía estética, de libertad personal y de rebeldía contra el encasillamiento, algo que en el contexto cubano no es poca cosa.
Mientras los de siempre lo critican, él sigue firme, celebrando sus 50 años de carrera artística, y preparando un concierto por todo lo alto este 9 de agosto. Y como buen showman que es, Eduardo no canta para complacer, canta (y se viste) para ser quien es, sin pedir permiso.