La central termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas, volvió a decir “basta”. Una nueva rotura en la caldera dejó fuera de combate al bloque generador el pasado domingo, alimentando la cadena de apagones que ya tiene a media Cuba al borde del colapso energético.
Según el periodista oficialista José Miguel Solís, los directivos del plantel esperan realizar una prueba hidráulica este martes para evaluar si la reparación improvisada de última hora da resultado. Si todo sale “bien” —como siempre dicen—, podrían intentar otro arranque, a ver si la planta sobrevive unos días más en el SEN.
Otro apagón, otra excusa, el mismo desastre
El director general de la planta, el ingeniero Rubén Campos Olmos, explicó que la falla se debió a una fractura en las tuberías de una de las paredes de agua de la caldera, lo que afectó la presión y causó pérdida de agua. Resultado: el bloque quedó fuera de línea una vez más, en una historia que ya ni sorprende.
Aprovechando este nuevo “tiempo muerto”, el personal realiza otras correcciones internas y pequeños ajustes como quien remienda un barco que se hunde. Dicen que están adelantando parte del mantenimiento general previsto para fin de año, pero lo cierto es que todo parece una carrera contra el tiempo para tapar huecos y ganar oxígeno político.
Una planta al borde del colapso, igual que el sistema
El último intento de sincronización con el Sistema Eléctrico Nacional ocurrió el viernes 19 de julio, pero la alegría duró lo mismo que un merengue en la puerta del colegio. Al día siguiente, otra vez la caldera reventó.
Así funciona la Guiteras hoy: arranca, se rompe, la apagan, la arreglan como pueden y vuelta a empezar. Un ciclo agotador que no solo desgasta a los trabajadores, sino que también mantiene en ascuas a millones de cubanos que dependen de su aporte para tener unas pocas horas de electricidad al día.
La termoeléctrica, que alguna vez fue insignia del sistema, se ha convertido en un símbolo del desastre eléctrico nacional. Sus equipos llevan años pidiendo la jubilación y las piezas de repuesto escasean más que el pan en la libreta. Pero eso no impide que los voceros del régimen sigan prometiendo soluciones que nunca llegan.
La esperanza oficialista contra la desesperanza del pueblo
Según Solís, Campos Olmos aseguró que el mantenimiento general “no ha sido abandonado” y que ya tienen “un significativo por ciento de completamiento”, aunque —como de costumbre— no dio detalles ni fechas concretas. Lo que sí está claro es que la paciencia del pueblo sí está agotada.
Mientras los burócratas cruzan los dedos por otra arrancada milagrosa, los cubanos de a pie siguen apagando sus días entre velas, mosquitos y calor, con apagones de hasta 14 horas en provincias enteras. La Guiteras no es la excepción: es el reflejo de un sistema hecho pedazos, incapaz de garantizar lo más básico.
En lugar de invertir en soluciones reales o modernizar el sistema, el régimen sigue apostando por parches y promesas huecas. Y así seguimos: entre roturas, excusas técnicas y comunicados vacíos, mientras el país entero se oscurece un poco más cada noche.