En medio de la polémica y las críticas feroces, Lina Luaces —la flamante Miss Universo Cuba 2025— ha decidido alzar la voz. Lo ha hecho con elegancia, pero también con carácter, dejando claro que no está dispuesta a dejarse arrastrar por la marea de rumores que rodean su coronación.
Desde que fue anunciada como la representante cubana rumbo al certamen internacional, las redes han explotado con comentarios: unos a favor, otros lanzando sospechas de favoritismo. Lo cierto es que su elección no ha pasado desapercibida, sobre todo por su apellido: Luaces Estefan, nada más y nada menos que hija de la famosa presentadora Lili Estefan.
“Soy la mujer que un día soñé ser. Gracias a todos los que me han apoyado, ¡vamos con todo, Cuba!”, escribió Lina en su cuenta de Instagram, acompañando el mensaje con unas fotos muy cuidadas, luciendo un vestido verde olivo y una rosa blanca en el pelo —un guiño simbólico que no pasó desapercibido para quienes leen entre líneas.
Pero no todos se tragaron el cuento tan fácil. Muchos en redes sociales han levantado la ceja ante lo que consideran una coronación demasiado conveniente. Hay quienes aseguran que el apellido y los contactos pesan más que el talento o el esfuerzo, insinuando que el dinero y la influencia de los Estefan tuvieron algo que ver. Emilio Estefan, por su parte, salió a desmentir categóricamente cualquier intervención en los resultados.
Lejos de achicarse, Lina ha respondido con un mensaje poderoso sobre la belleza real, el amor propio y el valor de ser auténtica en un mundo que suele premiar solo las apariencias. En un video emotivo que compartió con sus seguidores, soltó palabras que muchas mujeres necesitaban escuchar:
“La belleza no está en una cintura perfecta ni en una piel sin cicatrices. Está en tu historia, en tu fuerza, en tu voz. Sonríes con el alma, ayudas sin esperar nada, y decides quererte aunque el mundo te diga que no. Eso te hace hermosa… imparablemente hermosa.”
Este tipo de mensajes le han ganado admiración entre muchas jóvenes cubanas que sueñan con destacar más allá de las etiquetas o las limitaciones que impone el sistema en la Isla.
Y aquí es donde la cosa se pone interesante: mientras en Cuba miles de mujeres lidian a diario con el machismo, la escasez, la censura y la falta de oportunidades, el régimen sigue promoviendo una imagen falsa de “inclusión y empoderamiento” que no se corresponde con la realidad que vive la mayoría.
¿Puede realmente Lina Luaces representar a la mujer cubana desde el privilegio del exilio y la farándula? Esa es una pregunta que no pocos se hacen. Porque mientras ella desfila con flores blancas y vestidos de lujo, en la Isla la juventud sigue atrapada en un país que no les deja ni soñar.
Aun así, su mensaje de empoderamiento no debe subestimarse. Tal vez Lina no eligió el sistema, pero ahora tiene la plataforma para decir cosas que otras no pueden. Y eso, bien usado, podría marcar la diferencia.