Una cubana que ahora vive en Nebraska tiró tremenda directa en TikTok y dejó a más de uno sin palabras, especialmente a quienes idealizan la vida en Miami como el paraíso del exilio. Luego de recibir críticas por hablar de su mala experiencia en una tienda del sur de Florida, decidió responder con argumentos —y bastante claridad.
“Déjame defender mi campo, que sí, es frío, pero aquí tengo cosas que en Miami ni soñando”, dijo con esa franqueza que no se aprende en libros. Y no es exageración.
En su video, publicado desde la cuenta @yai_lent, la cubana explicó que paga solo 1.200 dólares al mes por un apartamento con tres cuartos, dos baños, sala, comedor, cocina… ¡y hasta jardín! ¿En Miami? Ni un cuarto de eso por ese precio.
“Mira a ver quién en Miami paga 1.200 por todo eso”, soltó con sorna, tirando por tierra el mito de que todo el que vive en la Ciudad del Sol la está rompiendo.
Pero la cosa no se quedó ahí. Comparó también los salarios. Ella gana 23 dólares la hora y su esposo más de 25, y aunque reconoce que el trabajo no es fácil, asegura que vale la pena cuando el dinero alcanza para vivir bien y sin tanto estrés.
Y por si fuera poco, habló de algo que muchos olvidan: el trato humano.
“Aquí tú vas a cualquier tienda y jamás en los años que llevo viviendo me han atendido mal… ni siquiera en el restaurante cubano que hay por acá.”
Nada que ver, dice ella, con su experiencia en Miami, donde asegura haber recibido malas caras y poca educación en más de una ocasión.
“Aquí arriba la gente te da los buenos días, te ayudan, te orientan, y si te sientas a comer, te atienden con gusto. Allá en Miami, muchas veces es al revés: la infladera es más grande que lo que llevan en el bolsillo”, sentenció con ese estilo que no da chance a réplica.
Este tipo de testimonios dice mucho más de lo que parece. Porque aunque la dictadura cubana lleva años echándole la culpa de todo al “bloqueo”, la verdadera historia es que el cubano que logra irse busca dignidad, no lujo; respeto, no estatus; tranquilidad, no fachada.
Y cuando encuentra eso —aunque sea en un rincón frío y lejos de la playa—, se aferra con todo el corazón, porque sabe lo que es vivir sin derechos ni futuro.
Así que no, no todos los cubanos corren a Miami. Algunos se van lejos, bien lejos, y ahí, entre nieve y silencio, descubren una cosa sencilla pero poderosa: lo que es vivir de verdad.