El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (MTSS) volvió a salir con lo suyo: declaró feriados los días 25, 26 y 27 de julio por el llamado Día de la Rebeldía Nacional, pero como era de esperarse, el domingo 27 no se moverá pa’l lunes, así que olvídate de extender el descanso. Eso sí, la jornada laboral se detiene en todo el país durante esos tres días, según informaron por redes sociales.
La noticia, divulgada a través de la página de Facebook “Trabajadores Sociales El Purial Holguín”, dejó claro que no habrá compensación para el lunes, porque aunque el sistema esté hecho leña, el régimen sigue fiel a su calendario ideológico.
Como cada año, en estas fechas se desempolvan las consignas revolucionarias y los discursos de epopeya que ensalzan el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en 1953. El oficialismo convierte esta efeméride en un festival de propaganda, donde José Martí y Fidel Castro aparecen hasta en la sopa, usados como escudos para reforzar la idea de un partido único que ni resuelve ni suelta el poder.
Este 2025, la sede del acto central será en Ciego de Ávila, porque, según el panfleto del diario Granma, la provincia ha sabido “cumplir con sus tareas” en lo económico, político y social. Todo gracias —dice la nota— al trabajo en conjunto del Partido y el Gobierno con el pueblo, donde “las nuevas generaciones” supuestamente muestran la continuidad del proceso. ¿En serio? Basta salir a la calle para ver que lo que hay es una juventud desencantada, migrando o sobreviviendo a golpe de invento.
Más discursos, menos comida
Y mientras el gobierno prepara escenarios, pancartas y actos políticos, el cubano de a pie sigue batallando con la miseria diaria. La falta de alimentos, medicinas, transporte y servicios básicos ya no es noticia: es la rutina.
La economía está en ruinas, el salario no alcanza ni para una semana, y los apagones vuelven a ser parte del menú diario. Aun así, las autoridades insisten en celebrar “victorias” vacías, como si con un acto político se pudiera tapar el hambre, el desespero y la huida constante de miles de cubanos.
La “rebeldía” que conmemoran no tiene nada que ver con la rebeldía actual del pueblo, que hoy resiste no desde trincheras armadas, sino desde colas interminables, hospitales sin insumos y un sistema que le niega el futuro a generaciones completas.
Pero no importa, mientras haya una tarima y alguien grite “¡Patria o muerte!”, el show sigue. Porque en Cuba, el circo ideológico nunca descansa… aunque el país entero se esté cayendo a pedazos.