Otra jornada marcada por el peligro en las calles habaneras: este miércoles ocurrió un aparatoso accidente en Alamar, justo en un cruce regulado por semáforo, donde se vieron involucrados un taxi y un vehículo vinculado al sector turístico. Las imágenes hablan por sí solas: la parte delantera del taxi quedó destrozada, tras lo que parece haber sido un impacto brutal con una unidad tipo tour o minibús.
El incidente fue reportado en el grupo de Facebook Accidentes de Buses y Camiones, donde usuarios describieron la escena con una palabra que lo resume todo: “desastre”. Hasta el momento, no hay parte oficial sobre víctimas, pero la gravedad de los daños hace temer lo peor, sobre todo si había pasajeros a bordo en cualquiera de los dos vehículos.
El choque, ocurrido en plena vía urbana, provocó una fuerte congestión del tráfico en la zona, mientras curiosos se agolpaban en la escena y otros intentaban ayudar. Según algunos testigos, uno de los vehículos podría haber cruzado con la luz roja, aunque ese dato aún no ha sido confirmado por ninguna fuente oficial.
Lo que sí es evidente es la preocupación creciente entre los internautas, que no tardaron en expresar su indignación y temor ante la inseguridad vial que se vive en la capital cubana. Porque ya no es sorpresa que ocurran accidentes hasta en los cruces donde hay semáforos funcionando, como si el respeto a las reglas del tránsito fuese cosa del pasado.
Este accidente se suma a una larga lista de siniestros similares. En junio, por ejemplo, un auto particular impactó contra un ómnibus escolar en el Vedado, también en una intersección regulada por semáforo. En ese caso, la Policía Nacional Revolucionaria concluyó que el conductor había ignorado la luz roja. ¿Estamos viendo otro caso del mismo corte? Todo parece indicar que sí.
Pero más allá del accidente puntual, lo que este suceso vuelve a poner sobre la mesa es la desidia de un sistema incapaz de garantizar seguridad en las calles. Con una infraestructura vial deteriorada, señalizaciones obsoletas, semáforos que a veces fallan y una falta total de fiscalización efectiva, los cubanos están expuestos al peligro cada vez que salen a la calle.
Y mientras el régimen guarda silencio, como de costumbre, la población sigue cayendo víctima de un país donde ni siquiera los semáforos pueden salvarte. Se espera que en las próximas horas la Dirección General de Tránsito o algún medio oficialista diga algo —aunque sea para lavar la cara del desastre—, pero lo que necesitamos no son excusas, sino soluciones.
El caos vial en Cuba es otro reflejo del colapso generalizado que vivimos. Y lo peor: seguimos contando los accidentes… y los heridos… y los muertos, mientras el gobierno sigue mirando para otro lado.