Si hay algo que caracteriza al humorista cubano Javier Berridy es que no tiene pelos en la lengua. Y esta vez no fue diferente. En uno de sus últimos videos, soltó una reflexión con tremendo sabor criollo para aquellos que viven en Miami, pero no hacen más que quejarse. Que si el tráfico, que si la renta, que si la gente está loca… ¡Muchachos, bájenle dos!
Según contó el propio Berridy, todo empezó en la barbería. Estaba esperando su turno cuando se topó con un tipo que no paraba de lamentarse por lo mal que supuestamente se vive en Miami. “Que si aquí no cabe más nadie, que si el tráfico, que si la renta está por las nubes…” Y ahí fue donde Javier decidió meter cuchara.
Fiel a su estilo directo, el comediante soltó lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir: “Miami está duro, sí, pero si no te gusta, muévete. ¡Esto es Estados Unidos, compadre! Aquí hay más lugares, más pueblos, más ciudades. No te ates a un sitio si no estás contento”. ¡Y tiene razón!
Berridy no niega que la ciudad esté “en candela”, entre la construcción desmedida, los precios disparados y un tráfico que parece castigo divino. Pero su punto es claro: quejarse constantemente no resuelve nada. Si ya escapaste de un país donde no había libertades, ¿por qué seguir amargado en un lugar donde al menos puedes elegir a dónde ir?
Con su típica gracia y ese lenguaje bien cubano que nos saca una sonrisa, dijo: “No se quejen tanto de Miami, que hay opciones. Salimos de Cuba, ¿no? Bueno, pues aquí también se puede seguir buscando. No estamos presos, caballero”.
Como era de esperar, su mensaje sacudió las redes. Algunos lo aplaudieron: “Estoy de acuerdo contigo, por eso me fui de ahí hace tiempo. En Miami ya no se vive, se sobrevive”, escribió uno. Otro agregó: “La gente le tiene miedo al inglés y por eso no se van, pero afuera se vive mucho más tranquilo”.
Pero también hubo quienes respondieron con nostalgia y corazón: “A mí Miami me funde, pero aquí tengo a mi gente, y eso me basta por ahora”. Otros defendieron el derecho a criticar sin renunciar: “Miami tiene sus locuras, pero también su encanto. La diversidad es lo que la hace única”.
Entre el tira y jala, algo queda claro: vivir en Miami no es color de rosa, pero tampoco es obligatorio. Y si no te gusta… bueno, como dijo Berridy: ¡pa’ arriba hay más monte!
