Hay momentos que no necesitan palabras para sentirse. Bastan una mirada, un abrazo, o las lágrimas que caen sin que uno las invite. Así fue el regreso de una joven cubana a su tierra natal, Holguín, después de más de tres años sin ver a su madre. Un video que ya es viral en TikTok muestra ese instante puro, emotivo, imposible de olvidar.
La protagonista de esta historia es la usuaria @annysjustinjonas, quien compartió en redes sociales el momento exacto en que su avión aterriza en Holguín. Se le ve con una mezcla de sonrisa, llanto y emoción desbordada. En su publicación, dejó un mensaje que tocó corazones: “¡Aterrizando en mi ciudad bella Holguín! Quise dejarles el audio original, me dio mucha emoción después de más de tres años. ¡Abrazar a mi madre era lo que más quería!”
Y con razón. El reencuentro con la familia, especialmente con una madre, después de tanto tiempo lejos, es un torbellino de emociones que solo quien ha emigrado puede entender. No se trata solo de volver al lugar, sino de recuperar el tiempo, de sanar un poco las ausencias.
El video muestra además a su familia recibiéndola en el aeropuerto, entre ellos un hombre (probablemente su pareja) y un niño pequeño con un chupete con bigote. Una escena tierna y familiar que hizo suspirar a más de uno en los comentarios. Porque sí, en medio de tanto estrés migratorio y distancia obligada, estos momentos valen oro.
Miles de cubanos en el exterior se sintieron identificados. Los mensajes no se hicieron esperar: “Lloré contigo”, “Tu video me dio justo en el corazón”, “Pronto me toca a mí”, comentaban algunos. No es para menos. Estos reencuentros han cobrado un nuevo significado tras los años de pandemia, crisis y fronteras cerradas.
Y es que cuando se vive fuera, regresar no es simplemente viajar. Es reconectar con lo más profundo de uno mismo. Es volver a ser hijo, hija, nieto o nieta, aunque sea por unos días. Es abrazar a mamá y sentir que, por un rato, todo está bien.
Historias como la de esta joven nos recuerdan que migrar no es solo irse. También es extrañar, esperar, y cuando se puede, volver. Porque no hay éxito ni país que supere ese instante en que te reencuentras con quien te dio la vida.