En la madrugada del domingo, la oscuridad en Santiago de Cuba se volvió aún más aterradora. Un joven, Donald Yordan Sánchez, perdió la vida calcinado mientras intentaba salvar a su madre y a su esposa durante un incendio que estalló en su casa, en plena calle San Antonio, en el centro histórico de la ciudad. Lo que comenzó como otro apagón más, terminó en una tragedia que ha dejado a todo un barrio en shock.
Todo ocurrió entre las 4:00 y 5:00 a.m., cuando la ciudad dormía, pero no descansaba. Según contó el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada en su perfil de Facebook, el fuego arrasó la vivienda donde residía Donald. ¿La causa? Una combinación mortal: gasolina, recipientes abiertos y una vela encendida, todo bajo el contexto ya habitual de los cortes eléctricos prolongados.
Testigos del barrio relatan que el joven estaba manipulando gasolina —probablemente intentando alimentar un equipo alternativo de energía o una solución improvisada— cuando una chispa, tal vez una gota mal caída cerca de la vela, desató la llama que lo cambiaría todo en segundos. Las llamas crecieron tan rápido como el miedo.
Con el fuego avanzando, Donald logró lo impensable: sacar a su madre y a su esposa de la casa. Su madre resultó con quemaduras en la cara y otras partes del cuerpo, pero ambas sobrevivieron. Él, sin embargo, quedó atrapado y buscó refugio en el baño, donde finalmente murió por asfixia y quemaduras severas.
“Se perdió un buen muchacho”, dijo un vecino con la voz apretada. “Fue un acto de amor lo que lo mató”. Y así es: un acto de amor en medio del caos, en una Cuba donde sobrevivir cada día se convierte en una hazaña.
Las autoridades llegaron al lugar y abrieron una investigación, mientras la comunidad intenta reponerse del dolor. Pero esta no es la primera vez que una vela se cobra una vida. Casos similares han ocurrido en otras provincias, como La Habana o Sancti Spíritus, donde adultos mayores también han fallecido en incendios provocados por fuentes de calor improvisadas durante los apagones.
Hace poco, incluso un niño provocó un incendio de gran magnitud al jugar con una lámpara solar y fósforos en el centro del país. Todo esto refleja un problema más grande: la precariedad eléctrica en Cuba no solo molesta, sino que mata.
¿Hasta cuándo seguiremos contando historias como la de Donald? ¿Hasta cuándo la oscuridad será más que una falta de luz? Mientras tanto, el nombre de este joven queda en la memoria como símbolo de coraje, amor y una realidad que arde.