La pesadilla energética en Cuba sigue su curso sin freno. Este lunes, el ciclo combinado de Energás Varadero se fue a bolina al mediodía, dejando un hueco de 40 megavatios menos en el ya maltrecho Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Otra mordida más al servicio eléctrico que apenas se sostiene con alfileres.
El dato salió a la luz gracias al periodista oficialista José Miguel Solís, quien comentó en redes sociales que la planta, que estaba generando unos 90 megas, quedó reducida a solo 60 MW tras el fallo. Un bajón que se siente fuerte en un país donde cada megavatio cuenta como oro.
Según el director del centro, Julio Betancourt, el lío está en la excitatriz del generador, un componente clave que ahora están revisando a ver si logran echarlo a andar de nuevo. La planta de Energás Varadero, que opera con gas extraído junto al petróleo, tiene una potencia total instalada de 100 MW, divididos entre dos turbinas de gas y una caldera que aprovecha los gases de combustión para generar energía extra. Todo un entramado que parece más cansado que el propio pueblo cubano.
El apagón técnico en esa unidad representa una pérdida inmediata de 30 megas con respecto a lo que estaba produciendo justo antes del fallo. Otra patada al sistema eléctrico, que ya venía cojeando mal. El lunes amaneció con apagones por todo el país, y la Unión Eléctrica (UNE) ya avisó que el déficit durante el horario pico podría llegar a los 1,700 MW. Una cifra escalofriante que deja claro que el país está al borde del colapso energético.
Pero como siempre, mientras el sistema se desmorona, los de arriba no pierden la cara dura. En la Isla de la Juventud, el director de Servicios Comerciales de la Empresa Eléctrica, Yosvany Hernández, tuvo el descaro de pedirle al pueblo que reduzca su consumo de corriente. ¿Reducir más todavía? Si ya hay familias que pasan horas sin electricidad, cocinan con leña o velas y sobreviven en una oscuridad que no tiene nada de metafórica.
Para rematar la escena, el régimen admitió que los parques solares que han instalado no dan abasto. Aunque 23 nuevos parques fotovoltaicos lograron producir en conjunto casi 2,900 MWh y alcanzar un pico de 568 MW, eso no basta ni para cubrir el mínimo de la demanda nacional.
En resumen, la crisis eléctrica se agudiza y el régimen sigue improvisando parches mientras le exige sacrificios al pueblo. Una receta que ya nadie se traga. Porque si algo está claro es que el problema no es el sol ni el petróleo: es el sistema podrido que se niega a morir, arrastrando a toda la isla en su caída.