Este fin de semana, el escenario de La Scala en Miami no solo fue testigo de música urbana, sino también de una descarga directa contra la hipocresía y el colaboracionismo de algunos artistas cubanos. El rapero El Insurrecto, sin pelos en la lengua, aprovechó su improvisación para arremeter contra Dany Ome, un reguetonero que ha vuelto a pisar escenarios oficiales en Cuba mientras el país se desmorona bajo la represión.
“En la tarima digo lo que siento… Las cosas como tú yo no las represento”, soltó El Insurrecto, dejando claro que no está dispuesto a compartir escenario, ni causa, con quienes coquetean con el poder mientras el pueblo pasa hambre. Le recordó además a Dany que su madre fue Dama de Blanco y que ahora, cómodamente, él se presenta en instituciones del régimen como si nada. “¿Hasta cuándo?”, preguntó con rabia. Y la respuesta quedó flotando en el aire.
El video del momento, subido por el perfil @cubaurbanonoticias en Instagram, explotó en las redes como pólvora en almacén, abriendo un debate candente sobre la ética del artista cubano en medio del desastre nacional.
El primero en entrar al ring fue Descemer Bueno, quien no tardó en saltar a defender a Dany Ome. Desde su tribuna virtual, Descemer soltó que El Insurrecto “se pegó en la dictadura cantándole al pueblo” y que Dany “está durísimo escribiendo”. De paso, se vendió como una estrella de Spotify, como si los millones de reproducciones compraran conciencia o dignidad.
Pero El Insurrecto no se dejó. Desde su trinchera, respondió con todo. Denunció el oportunismo de Descemer, su “doble moral” y su caída artística. “Otro trovador de taberna en chupameao”, le dijo sin filtro, acusándolo de buscar protagonismo donde no lo hay. También cuestionó que, tras un concierto lleno de energía y entrega, lo único que se viralice sea un fragmento polémico, ignorando lo realmente importante.
Y ahí vino el golpe más duro: “Tú solo brillas en dúo, en solitario no levantas ni el micrófono. Tu voz de urraca espanta. No te confundas, que si yo me meto en serio, te borro del mapa.” La frase rebotó en los teléfonos de miles de cubanos que, hartos de los “artistas de conveniencia”, aplaudieron la franqueza de El Insurrecto.
Todo este fuego cruzado estalla justo después de que Dany Ome y Kevincito el 13 ofrecieran conciertos en Pabexpo, en La Habana, con toda la maquinaria oficialista respaldándolos. Lo más curioso: entre los invitados VIP estaban Sandro Castro y Raúl Guillermo “El Cangrejo”, nietos del clan Castro. Ahí tienes el retrato completo: reguetón, luces, nietos de dictadores y silencio cómplice.
Para rematar, la madre de Dany Ome, Noelia Pedraza Jiménez, tiene un historial bien turbio. Se hizo pasar por Dama de Blanco y se casó con el exprisionero político Ariel Sigler Amaya. Pero el hombre luego negó cualquier vínculo real con ella, sugiriendo que todo fue un montaje para largarse de Cuba con visa humanitaria.
Este cruce de palabras no es solo una pelea de egos. Es una muestra más de cómo el arte y la política siguen entrelazados en la tragedia cubana. La pregunta que no deja de dar vueltas es: ¿qué compromiso tiene un artista con su pueblo, especialmente cuando decide actuar en espacios que sirven de propaganda al régimen?
Algunos gritan censura, otros reclaman autenticidad. Pero lo cierto es que el silencio ante la injusticia también es una postura política. Y mientras algunos artistas usan su talento para denunciar, otros prefieren tocarle la guitarra al opresor y llamarle “cultura”.
El debate sigue abierto, pero una cosa es clara: en la Cuba rota de hoy, hacerse el sueco no es una opción. Y mucho menos cuando lo que está en juego es la memoria de quienes sí dieron la cara, como las verdaderas Damas de Blanco.