Mientras el régimen cubano sigue vendiendo la imagen de una isla “bajo control”, la realidad sanitaria pinta un cuadro muy distinto. El Ministerio de Salud Pública acaba de anunciar una nueva campaña de vacunación contra la COVID-19, un quinto refuerzo, que será aplicado solo a ciertos sectores de la población. ¿La razón? Una nueva variante del virus anda dando vueltas por el mundo y, como era de esperarse, Cuba no está preparada.
El refuerzo no será para todos, sino únicamente para quienes caen dentro de los llamados “grupos de riesgo”. Eso sí, hay una condición: haber pasado al menos 12 meses desde la última vacuna, sin importar cuántos pinchazos anteriores hayas recibido. Esta medida parece más un parche que una estrategia real de salud pública. ¿Dónde quedó el acceso universal que tanto pregona el régimen?
La lista de grupos priorizados incluye personas mayores, pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o asma, y trabajadores del sector médico. También estudiantes de Ciencias Médicas y personas institucionalizadas. En otras palabras, los de siempre. Pero más allá de las buenas intenciones que quieran aparentar, la desprotección del resto del pueblo es alarmante.
En la televisión estatal, ese teatrillo que aún pretenden llamar “información oficial”, el doctor Francisco Durán volvió a aparecer con su habitual tono entre técnico y paternalista. Según él, el virus no ha sido confirmado todavía en la isla, pero la llegada de viajeros internacionales podría traerlo en cualquier momento. Curioso que siempre le echen la culpa a los de afuera, mientras el país carece de control real sobre el sistema de salud.
Durán mencionó la subvariante XFG, mejor conocida como “Stratus”, una mutación del ómicron que, aunque presenta síntomas parecidos —ronquera, fiebre leve, dolor de garganta y hasta molestias digestivas—, tiene el potencial de propagarse fácilmente por la escasa inmunización. De hecho, el propio epidemiólogo dejó caer que esta variante “encuentra terreno fértil” en la isla. ¿Será por la ineficacia de las vacunas nacionales? ¿O por la falta de dosis disponibles?
Por supuesto, no faltó el llamado obligatorio a vacunarse con los productos cubanos. “Cumplimentar la vacunación”, como si eso fuera una garantía de protección. Lo cierto es que muchos cubanos no confían en esas fórmulas patrióticas, que han sido presentadas más como trofeos ideológicos que como soluciones científicas reales.
Y como si fuera poco, el dengue también está haciendo estragos. Durán confirmó que cinco provincias —Pinar del Río, Santiago de Cuba, Guantánamo, Las Tunas y Camagüey— están lidiando con brotes activos. Según cifras oficiales, hay 4,659 personas ingresadas, ya sea en centros de salud o simplemente en sus casas. Aunque el funcionario aseguró que no hay casos graves, las condiciones de vida en la isla hacen casi imposible un monitoreo efectivo, mucho menos un tratamiento digno.
