En medio de una crisis del transporte que tiene a Cuba prácticamente varada, el régimen ha decidido apostar otra vez por la vieja receta del amiguismo ruso. Esta vez, se trata de los todoterrenos UAZ Patriot, ensamblados en la Isla como parte de un nuevo acuerdo con la empresa rusa ECHO-Export SRL. Según anunció la embajada rusa en La Habana, el primer lote de estos vehículos ya fue entregado “al cliente”, aunque no soltaron prenda sobre quién es ese supuesto beneficiario.
Los carros no vienen completos desde Rusia; se ensamblan aquí con kits y se les hace una adaptación para el calorazo y los caminos destrozados que abundan en la Isla. Al parecer, pronto comenzarán también a armar el modelo UAZ Pickup, con la promesa de que la planta será capaz de producir hasta 500 vehículos por año. Una cifra que suena ambiciosa para un país donde falta hasta el cemento para tapar un bache.
Durante la ceremonia de entrega, los voceros del régimen y sus socios rusos no perdieron oportunidad para inflar el pecho con palabras huecas sobre el supuesto “fortalecimiento de los lazos industriales” entre ambas naciones. La realidad es que Cuba, hundida en un desastre económico sin precedentes, sigue dependiendo de migajas tecnológicas del Kremlin mientras su población sufre por la falta de transporte, comida y hasta corriente.
No es casualidad que estos vehículos fueran exhibidos en la Feria Internacional de Transporte y Logística, un evento que el régimen utiliza como escaparate para atraer inversión extranjera, aunque todos sabemos que más que inversiones, lo que necesitan es voluntad de cambio. Ahí estuvo presente la empresa cubana EISA, que forma parte de esta nueva jugada, tratando de vender la idea de que este proyecto ayudará a modernizar el transporte en la Isla.
El director de negocios de EISA, Miguel Ángel Pedroso Madin, aseguró que el acuerdo con ECHO-Export SRL permitirá sustituir importaciones y mejorar el transporte nacional. También hablaron de ensamblar, en una segunda fase, vehículos de carga ligera como los Profi. Lo que no dicen es que, mientras tanto, la gente sigue colgándose de camiones de caña para llegar al trabajo o esperando guaguas que nunca pasan.
Como parte de este circo, también se mencionó que los modelos Pickup podrían ser convertidos en carros fúnebres. Sí, leíste bien: carros fúnebres, porque ni para eso hay suficiente transporte en Cuba. La muerte, como la vida en la Isla, también tiene que hacer cola.
La marca UAZ ya tiene dos décadas rondando por Cuba, y ahora prometen servicios de posventa y garantía. Su representante, Ruslán Ignátev, aseguró que se garantizarán piezas y soporte técnico para mantener estos vehículos vivos el mayor tiempo posible. Lo curioso es que, en un país donde las ambulancias a veces no tienen gasolina, lo último que uno espera es que las piezas lleguen a tiempo.
Todo este show de colaboración “estratégica” no es más que otro parche del castrismo, que en vez de enfrentar de verdad la ruina del transporte público en la Isla, sigue montado en su retórica estancada y sus alianzas de supervivencia. Al final, el pueblo cubano sigue a pie… y sin esperanza de que algo cambie mientras se mantenga el mismo sistema que lleva más de seis décadas destartalando el país.