La central termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas, está dando gritos. Y no es para menos: desde que se inauguró en 1989, su caldera no ha visto ni una pizca de mantenimiento capital. Tres décadas y media sin que nadie le meta mano de verdad a uno de los pilares del sistema eléctrico cubano.
Este martes, el periodista oficialista José Miguel Solís soltó la bomba en Facebook: la Guiteras volvió a salirse del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), víctima de una nueva avería. ¿La causa? La misma de siempre: el desastre acumulado.
Un sistema podrido por dentro
El propio director del bloque, el ingeniero Rubén Campos Olmos, explicó que el problema está en la caldera, ese monstruo de metal que ya no da más. A partir del miércoles en la tarde iban a comenzar la inspección técnica y, después, arrancar las reparaciones. Pero seamos realistas: ¿qué se puede hacer con una estructura que lleva 35 años sin un arreglo de fondo?
Solís detalló que el componente afectado esta vez son las tuberías del recalentador de alta temperatura, un punto crítico que ya sabían que estaba hecho polvo, pero cuya sustitución —como tantas otras cosas en Cuba— se fue posponiendo eternamente.
La Guiteras: símbolo de la ineficiencia castrista
Estamos hablando del bloque generador más potente del país, una pieza clave para mantener el frágil equilibrio energético cubano. Sin embargo, el régimen la ha dejado caer en pedazos. Más de 130 «trabajitos» de mantenimiento se ejecutan de forma paralela, pero la verdad es que nada sustituye al mantenimiento capital que nunca se hizo.
Esta nueva parada forzosa llegó solo cuatro días después de su anterior regreso al SEN, otro síntoma de la total descomposición del sistema energético cubano. Y mientras tanto, los apagones revientan la paciencia del pueblo.
Según la propia Unión Eléctrica, la planta estará fuera de servicio por al menos 96 horas, justo cuando el déficit de generación ya se disparaba este martes a 1,992 megawatts. Una cifra que da escalofríos.
Más promesas, menos soluciones
Campos le dijo al periódico oficialista Girón que la caldera fue apagada para comenzar con los arreglos, mencionando una «fuga en el recalentador de alta temperatura». Junto a eso, se aprovechará para atender otros problemas. Giselle Morejón Pérez, especialista de planificación e inspección, agregó que se harán limpiezas, reparaciones de válvulas y un largo etcétera técnico.
Pero seamos claros: todo eso es maquillaje para un sistema que está podrido hasta el alma. La Guiteras lleva años funcionando a base de parches, y ahora que se sabe que su caldera nunca recibió el mantenimiento estructural que requería, queda al descubierto otro capítulo más del colapso nacional.
El régimen puede seguir maquillando cifras y echando culpas, pero la verdad está ahí: el apagón es el reflejo directo del abandono, la desidia y la incapacidad de una cúpula que nunca supo, ni quiso, sostener a Cuba.