En medio del corre-corre que se ha formado en redes por supuestos casos de rabia en gatos, la organización cubana Aniplant salió al paso este martes y aclaró que no existe ninguna epidemia de rabia felina en la capital. Así mismo lo afirmaron tras chequear la información directamente con las autoridades del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
El comunicado fue publicado en la página oficial de Aniplant-Cuba en Facebook, como respuesta a la creciente inquietud que anda rondando entre familias habaneras, protectores de animales y amantes de los gatos en general.
“Queremos aclarar algo que ha causado bastante angustia entre la población y los grupos de protección animal”, dijeron desde la organización. Según la versión oficial del MINSAP, no hay brote, ni alarma sanitaria por rabia felina en La Habana, aunque sí se están monitoreando casos aislados con la seriedad que corresponde.
Aniplant aprovechó para recordar que los gatos —esos ronroneadores callejeros o de casa— forman parte activa de su trabajo, y que las campañas de vacunación antirrábica se mantienen firmes, en colaboración con la Dirección de Higiene, Epidemiología y otras entidades implicadas.
“Estas acciones son esenciales para garantizar el bienestar animal y la tranquilidad de nuestras familias”, subraya el mensaje, dejando claro que no hay que dejarse arrastrar por el pánico.
La organización también pidió a la gente que, ante cualquier duda o susto, se informe directamente por canales oficiales, no por rumores en redes sociales, donde ya sabemos que cualquier cosa prende más rápido que el arroz en olla de presión.
Este pequeño incendio comenzó a finales de la semana pasada, cuando BAC-Habana (Bienestar Animal Cuba) soltó una alerta en Facebook, avisando que se habían visto comportamientos raros en algunos gatos que podrían ser síntomas del virus. Eso bastó para encender la mecha del miedo y la especulación.
Sin embargo, Aniplant fue clara: hay que actuar con responsabilidad y sin sembrar el pánico. Ni miedo, ni rechazo, ni maltrato a los animales. Lo que hace falta es cabeza fría, prevención y mucho compromiso con los peludos que también forman parte de nuestras vidas.
En un país donde todo escasea, desde el pan hasta el sentido común institucional, al menos hay quienes se preocupan por decir la verdad sin adornos. Y eso, en esta isla maltratada, vale oro.