La comunidad cubana, esa que a pesar de la distancia nunca olvida a los suyos, se ha volcado con el corazón abierto para apoyar a Gio Rodríguez, un joven artista holguinero que atraviesa uno de los momentos más duros de su vida.
Con solo 30 años, este cantante —conocido en los escenarios como Gio, pero bautizado como Jorge Félix Rodríguez— lucha por su vida tras sufrir un infarto y una trombosis ventricular que, según cuentan allegados, por poco le apagan la voz para siempre. A ese cuadro ya bastante serio se le sumó una neumonía complicada que lo ha dejado totalmente sin fuerzas, apenas pudiendo hablar.
Una voz apagada por la enfermedad
Gio no es solo un músico más. Fue parte del grupo KUBANTIMES y es recordado por su energía, su humildad y ese carácter bonachón que conquistaba tanto como sus canciones. Hoy, sin poder cantar ni trabajar, su familia enfrenta el peso de los tratamientos médicos, los medicamentos y toda una montaña de gastos que parece no tener fin.
El régimen cubano, como siempre, brilla por su ausencia. En un país donde ni los hospitales tienen jeringuillas o antibióticos, esperar que el Estado se haga cargo de algo tan básico como la salud de un artista es simplemente una ilusión. Gio, como tantos otros, depende de su gente.
Ayuda que nace desde el corazón
El primero en levantar la voz fue el músico Carlos Azahares, quien pidió ayuda pública para su amigo en redes sociales. A través de un emotivo mensaje, compartió el contacto de Zelle de Gio —giorodriguezmusic@gmail.com— y explicó que el propio cantante, con la dignidad que lo caracteriza, casi no quería exponerse.
Pero cuando las fuerzas flaquean y el alma pesa, hay que dejarse ayudar. Y eso lo entendió su gente, porque el amor por Gio ha cruzado fronteras: desde mensajes de apoyo hasta oraciones encendidas desde rincones lejanos como Polonia. El productor DonVela Beats recordó sus tiempos de infancia en Holguín, cuando soñaban con hacer música sin imaginar que un día Gio estaría peleando por su vida.
La palabra “fuerza” se repite como un mantra, como si todos al unísono quisieran cargarlo en hombros hasta que pueda volver a cantar.