En Sancti Spíritus, lo que debería salir por las tuberías como agua potable, está llegando a los hogares como si viniera directo de un charco: con gusarapos, lombrices, caracoles y hasta peces nadando a sus anchas. Sí, como lo lees. Mientras el régimen se llena la boca hablando de “garantías básicas”, los espirituanos tienen que lidiar con agua contaminada hasta los tuétanos.
Todo empezó cuando Yanalli González Domínguez, una residente de la zona, reventó las redes sociales con una publicación en Facebook donde mostraba lo que salía de su pluma. “¿Alguien me dice qué son esos gusarapos que salen por nuestras tuberías? ¡Dios, supuestamente es agua potable!”, escribió con visible indignación.
Más abajo, en los comentarios, Yanalli soltó una bomba aún mayor: “Estoy lavando y el agua está llena de bichos, ¡por Dios! Están vivos… ¿será que el agua viene directo del río?”
Y no fue la única. Misleidy González Alonso también dejó saber su espanto: “Y hasta pececitos salen por la tubería”. Por su parte, Yureibys Torresilla contó que, al abrir el lavamanos, “cayeron bichos que no eran larvas… me quedé sin palabras”. “Imaginen lavarse la boca y que uno de esos bichos se te vaya pa’ dentro”, soltó con angustia.
El pueblo, harto de tanto abuso
Los comentarios siguieron apareciendo como arroz con mango. “Hasta lombrices trae”, denunció Lourdes Moreno Bombino. “Nos quieren matar”, exclamó Mari Batista Lorenzo, dejando claro el hartazgo: “Nada sirve y lo más lindo es que no protestes, porque te llaman gusano o dicen que el imperio te paga”.
Rosa Jiménez describió una escena de pesadilla: “Me salen gusarapos vivos, matas podridas del río y caracolitos”. Y José A. Rodríguez, que al menos intentó protegerse con filtros, confesó que tiene que destaparlos cada dos días: “Cuando los limpio, no quieran ver lo que me he encontrado. Nos están matando poco a poco”.
A lo largo de los comentarios, la gente menciona desde larvas de mosquitos y lombrices rojizas hasta renacuajos del tamaño de un dedo. “Nada de potable tiene esta agua”, resumió Elizabeth Herrera Rodríguez. Mientras que Jorge Bello, ya sin paciencia, soltó lo que muchos sienten: “Como puercos nos tienen viviendo”.
Una crisis que no es nueva, ni aislada
Esta situación, aunque escandalosa, no es novedad. La calidad del agua en Cuba está en crisis hace años. Las autoridades, en su eterna costumbre de justificar lo injustificable, han admitido que el agua viene con “altos niveles de turbiedad”. Pero lejos de solucionarlo, parece que ya se resignaron a seguir sirviendo agua contaminada al pueblo.
En provincias como Mayabeque, el agua que sale por las llaves es marrón, con sedimentos y un olor insoportable. Allí, como en tantas otras partes del país, la gente tiene que colarla, hervirla y rogar para no enfermarse.
Y en Santiago de Cuba, la cosa es peor: casi 400 mil personas viven sin acceso regular al agua. Es el reflejo de un sistema hidráulico estatal colapsado, que ni con toda la propaganda del mundo puede ocultar su fracaso.
Entre la sequía, la infraestructura hecha leña y la desidia total, el régimen ha tenido que imponer entregas irregulares, dejando a cientos de miles sin una gota durante días. Pero eso sí: para justificar el desastre, siempre tienen a mano el cuento del “bloqueo”.