La Central Termoeléctrica Antonio Guiteras volvió a apagarse este martes, justo cuando el calor aprieta con saña y el pueblo cubano ya no aguanta más. En medio de la ola de calor y el desespero que generan los apagones constantes, la única planta que medio sostenía el sistema eléctrico volvió a colapsar. ¿La excusa de siempre? Otro salidero en la caldera.
Según el régimen, la solución será una “reparación de urgencia”, pero ni ellos mismos se creen que eso bastará. “Va a estar funcionando, pero no en perfectas condiciones”, soltó sin mucho pudor Lázaro Guerra Hernández, director de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, en una entrevista con el periódico oficialista Granma. En otras palabras: la están parchando otra vez, aunque saben que en cualquier momento puede volver a explotar otro problema.
La energía en Cuba: una ruleta rusa
La Guiteras, con sus 220 megawatts, es uno de los pilares del sistema eléctrico nacional. Pero, como todo en Cuba, lleva décadas sin un mantenimiento real. Desde su inauguración en 1989, nunca se le ha hecho una rehabilitación profunda. Y ahí están las consecuencias: avería tras avería, parche sobre parche, y el pueblo pagando el precio en sudor y oscuridad.
El problema de ahora está en el recalentador de la caldera, una pieza clave que parece estar al borde de reventar. Los técnicos andan a toda máquina buscando y soldando tubos rotos, pero el panorama es desolador. “Tú arreglas una cosa y se rompe otra”, reconoció el propio Guerra. “Un bajón de voltaje o un mal movimiento puede provocar otro fallo enseguida”.
Dicen que en 96 horas la tienen lista. Claro, si no se rompe algo más antes. La estructura está tan deteriorada que cualquier soplido la pone en jaque. Y encima, el recalentador de aire tampoco anda bien. O sea, esto es un dominó de desgracias energéticas.
La electricidad que no alcanza y el pueblo que revienta
Mientras los burócratas hacen cálculos técnicos, el cubano de a pie sigue sudando la gota gorda, durmiendo sin ventilador y botando comida por culpa de los apagones. Lo que para el MINEM es una “prueba de presión” o un “arranque progresivo”, para la gente es una pesadilla diaria de calor, desesperación y paralización total.
El funcionario intentó maquillar el desastre diciendo que la Guiteras “ha entregado mucha corriente este año”. Pero a estas alturas, esas palabras suenan como una burla. Porque en las calles, en los barrios, en las redes sociales, lo que se respira es molestia, rabia y hartazgo.
El pueblo está cansado de que lo traten como tonto. De que se oculten las verdaderas razones del colapso eléctrico. De que todo en Cuba —desde una termoeléctrica hasta un hospital— esté sostenido con alambre, saliva y promesas vacías.
La crisis energética en Cuba no es solo una cuestión técnica, es una muestra más del fracaso total del sistema, del abandono acumulado y de una gestión que ha dejado al país atrapado en una oscuridad literal y simbólica. Y mientras el régimen sigue dando excusas, la gente sigue a oscuras… y cada vez con menos paciencia.