cubanos recuerdan con cariño como Coney Island. Lo que antes fue un paraíso infantil, hoy no es más que un montón de hierros oxidados, escombros y estructuras a punto de colapsar.
Un proyecto fantasioso en un país lleno de promesas rotas
En la entrada aún cuelga un cartel que, con dibujitos de colores y sonrisas ficticias, promete una “restauración para 2025”. Pero si uno se adentra al lugar, lo único que encuentra es abandono, deterioro y mentiras recicladas. El video del influencer cubano Eddy Pa Gozar lo deja clarísimo: no hay obra, no hay trabajo, no hay nada.
En el clip, se pueden ver juegos mecánicos desarmados, cables eléctricos expuestos, basura por donde mires y una estructura tan corroída que hasta da miedo acercarse. “Este es el único aparato que sirve en Isla del Coco”, dice el creador con ironía mientras apunta a lo poco que queda en pie. Ni el sarcasmo puede tapar el desastre.
De templo del ocio a ruina olvidada
El parque está ubicado en el municipio Playa, y durante décadas fue uno de los lugares más queridos por las familias habaneras. Las praderas donde antes se sentaban a comer algodón de azúcar ahora están invadidas por el marabú.
La entrada principal está cerrada con candado, y parece más la puerta de un almacén abandonado que la de un centro recreativo.
“Estas tierras vieron pastar a miles de generaciones de familias que venían por emociones y comida chatarra”, cuenta Eddy en el video, con ese tono melancólico que nos golpea directo a la nostalgia. Y es que ver en ruinas algo que marcó tu infancia duele… y mucho.
Otra promesa del régimen que se la llevó el viento
Las autoridades, como siempre, han anunciado con bombos y platillos que el parque será restaurado. Pero en la práctica, no hay ni obreros, ni materiales, ni movimiento. Solo hay una pancarta colorida que disfraza el abandono, y detrás de ella, el mismo patrón de siempre: prometer para entretener, sin intención real de cumplir.
Mientras los niños de hoy no tienen dónde jugar ni qué recordar mañana, el régimen sigue invirtiendo en propaganda y control, dejando de lado todo lo que huela a bienestar para el pueblo.