Después de años de abandono, el estadio La Polar reabrió sus puertas con tremendo escándalo mediático y una remodelación de lujo que costó más de 1.7 millones de dólares. Pero como suele pasar en Cuba, la historia no es tan bonita como la pintan.
Sí, el histórico estadio ubicado en La Habana quedó como nuevo: gradas techadas, duchas modernas, oficinas funcionales, cercado perimetral, parqueo, alumbrado LED, hasta paneles solares y una cisterna gigante. Todo muy lindo en el papel… pero hay un problemita.
¿Y las demás canchas? Abandonadas, como el resto del país
Mientras La Polar se viste de gala, la mayoría de los campos de fútbol en Cuba siguen en estado deplorable. No tienen ni baños, ni gradas, ni un mínimo de condiciones para entrenar o jugar decentemente. Hay terrenos con huecos, otros con maleza hasta la cintura y muchos sin una gota de iluminación. Puro abandono, como casi todo lo que no genere propaganda.
FIFA pone el billete, el régimen se lleva la foto
Esta remodelación fue impulsada por la FIFA, la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC) y, claro, con el espaldarazo del régimen, que sabe montarse rápido en el show cuando hay millones de por medio. Según dicen, la inversión viene del programa “FIFA Forward”, creado para impulsar el desarrollo del fútbol en países subdesarrollados.
Pero la pregunta que se hacen muchos jugadores y entrenadores es clara:
¿Dónde está el resto del dinero? ¿Por qué el resto de las canchas están hechas leña?
Un estadio de lujo… rodeado de ruinas
La reapertura vino con su fiesta: partido amistoso de veteranos, tarja conmemorativa, discursos sobre el “futuro del fútbol cubano” y la promesa de cambiar el césped sintético antes de 2026 para poder recibir partidos internacionales.
Pero al salir del estadio, el contraste golpea fuerte: las ruinas de la antigua fábrica de cerveza La Polar están a pocos metros, devoradas por el abandono, como muchas otras zonas de la capital. Es el mismo cuento de siempre: un proyecto bien maquillado para la foto, mientras el resto del país se cae a pedazos.
¿Desarrollo deportivo o propaganda?
Desde la AFC aseguran que “por fin se saldó una deuda histórica con el fútbol cubano”, pero la realidad en la calle dice otra cosa. El deporte base sigue completamente olvidado, y miles de niños y jóvenes tienen que entrenar en condiciones precarias, con pelotas remendadas y sin recursos mínimos.
El régimen, como de costumbre, se monta sobre el trabajo y el dinero ajeno, y se anota el tanto mientras los verdaderos protagonistas —jugadores, entrenadores y familias— siguen lidiando con el abandono total.