Una jueza federal en Washington D.C. le puso freno a los planes de deportación acelerada que amenazaban a miles de migrantes bajo el programa de parole humanitario, entre ellos, una cifra nada despreciable de cubanos que se agarraban con uñas y dientes a su esperanza de legalizarse en Estados Unidos.
La decisión fue tomada por la magistrada Jia Cobb, quien anuló varias órdenes que venían de la era Trump y que buscaban cortar de raíz el acceso a protecciones legales para quienes entraron a territorio estadounidense de forma ordenada y legal, por los puntos fronterizos, amparados por una política migratoria creada bajo el mandato de Joe Biden.
Entre las órdenes tumbadas está un memorando del 23 de enero, que expandía la deportación rápida como si fuera cosa de limpiar el camino. También se invalida una directiva de ICE del 18 de febrero, que le daba luz verde a deportar “extranjeros en libertad condicional” —es decir, personas con parole humanitario—, así como un aviso del 25 de marzo, dirigido específicamente a cortar beneficios a cubanos, haitianos, venezolanos y nicaragüenses.
Con esta sentencia, el plan de ir sacando a la calladita a miles de migrantes empieza a desinflarse. El ICE ya no podrá usar esas herramientas para atrapar y deportar a personas que están cumpliendo con sus citas de inmigración y que entraron de manera legal al país, esperando por su oportunidad de establecerse sin miedo a una redada sorpresa.
En el caso de los cubanos, la jugada era especialmente peligrosa. Más de 110 mil ya han sido aprobados bajo este programa, pero unos 26 mil estaban en la cuerda floja, porque aún no cumplían el año mínimo de presencia que exige la Ley de Ajuste Cubano para poder aplicar a la residencia.
El fallo representa un duro revés para el discurso antimigrante de Trump, quien insiste en recortar incluso los programas humanitarios. Pero también llega en un momento clave, justo cuando un tribunal de apelaciones en Boston está evaluando si la administración anterior tenía autoridad legal para revocar este parole sin mirar los casos uno por uno.
Por ahora, la comunidad migrante respira aliviada, aunque sabe que la pelea no ha terminado. Este tipo de decisiones, si molestan mucho al expresidente, suelen terminar subiendo hasta la Corte Suprema, donde ya ha ganado batallas antes.
Para los cubanos que han escapado del hambre, del apagón y de un régimen que exprime sin dar, este tipo de noticias son rayos de esperanza en medio de tanta incertidumbre. Porque después de cruzar fronteras, sobrevivir al Darién, dejar atrás familia y patria, lo último que merecen es ser devueltos a una isla donde la única garantía es la miseria con vigilancia.
