Una anciana de 83 años fue rescatada por bomberos en Holguín tras sufrir una fuerte caída que le fracturó la cadera, en medio de un escenario que deja al desnudo el deterioro estructural y humano que vive Cuba hoy.
Rosaida Aguilera, así se llama la señora, quedó atrapada en su propia casa, con un dolor insoportable y sin poder moverse, hasta que un grupo de bomberos del Comando 25 acudió al llamado desesperado. El hecho fue difundido por el usuario Alfredo Mayolina Hernández en Facebook, y compartido en la página Realidades desde Holguín.
La operación fue calificada de «alto riesgo», no por las llamas —como muchos imaginarían—, sino por la deplorable condición de la vivienda, ubicada en un segundo piso, y por el delicado estado de salud de la abuela. Sí, en Cuba ya no hace falta un incendio para que todo arda: basta con la miseria cotidiana.
“El reto fue enorme”, relató la publicación. Y no exageran. Bajar a una señora con fractura de cadera por una escalera improvisada y medio podrida, sin equipo moderno, y sin garantías de nada, es literalmente jugarse la vida.
Con ayuda del SIUM (Sistema Integral de Urgencias Médicas), los rescatistas maniobraron con precisión quirúrgica para trasladarla, mientras ella, entre el pánico y el dolor, recibía asistencia psicológica en el momento. Todo esto, en apenas media hora. Una hazaña que habla más de la entrega de los bomberos que de la preparación del sistema.
“Nuestros bomberos no solo apagan fuegos, también luchan por la vida”, dice el post original. Y aunque la frase tiene razón, también deja claro que en Cuba, lo que debería ser un protocolo de emergencia, termina siendo casi un acto heroico por culpa de la desidia estatal.
Y no fue el único caso. Ese mismo lunes, también en Holguín, otro rescate sacudió a los vecinos: un anciano, agotado y deshidratado, colapsó en la azotea de su casa. Allí lo encontraron, desorientado y al borde de caer al vacío. De nuevo, bomberos al rescate.
¿Dónde está el Estado cuando los más vulnerables caen al piso, literal y figuradamente? ¿Cuánto más pueden resistir los equipos de emergencia, trabajando con las uñas y a pulmón limpio?
Mientras en La Habana se hacen congresos, festivales y ruedas de prensa, los abuelos de Cuba se caen en sus casas sin atención médica inmediata, sin ambulancias eficientes y sin un sistema que responda.
Lo único que no se cae en Cuba es el cinismo del régimen.