En plena debacle económica, con apagones diarios, colas eternas y una escasez que ya no cabe en ninguna libreta, el régimen cubano ha sacado de la manga su última jugada de propaganda: repartir cake a los adolescentes que celebran sus 15 años.
Sí, así mismo. En Perico, Matanzas, la Unidad Empresarial de Base (UEB) Alimentos anunció con bombos y platillos que durante el mes de julio estarían produciendo “cake” para festejar los 15 de algunos muchachos. Lo promocionaron como una “deliciosa masa para disfrutar en familia”, según publicó la Empresa Provincial de Alimentos en su página de Facebook.
¿La realidad? Un pastel no tapa el hambre ni la desesperanza.
Mientras algunos despistados aplauden la iniciativa, muchos otros ven el gesto como lo que realmente es: una cortina de azúcar para disfrazar la miseria que se respira en cada barrio cubano.
¿Cómo pretende el gobierno celebrar cumpleaños con pastel, si en la mayoría de los hogares ni siquiera hay pan para desayunar? La harina, los huevos, la leche y el azúcar —ingredientes básicos para hacer un cake decente— están más perdidos que el sentido común del Ministerio de Comercio Interior.
Y para colmo, ni siquiera escriben “cake” bien. En la publicación oficial, lo escribieron como “kake”, provocando una oleada de burlas e indignación en redes. Porque, vamos, ni el idioma dominan, pero quieren imponer alegría con sirope y jamón.
🎂 Sancti Spíritus también se suma a la farsa
Por si fuera poco, en Sancti Spíritus también quisieron sumarse a este show pastelero. Según declaraciones del director del Grupo Empresarial del Comercio, se aprobó la venta de un “módulo alimenticio” para quinceañeros, que incluye cake, panecillos, galletas, refresco, queso crema, perros calientes y jamón.
El funcionario lo vendió como una política oficial de atención a la niñez y la juventud, aclarando que el combo se venderá “a precio módico” y controlado, como siempre, por la libreta de racionamiento.
¿Quiénes recibirán este “regalo de cumpleaños”? Pues solo los que aparezcan en un censo controlado por el Registro Comercial. O sea, una limosna disfrazada de política social, con sabor a cartón y olor a burocracia.
📉 Una política azucarada para una realidad amarga
Más que una ayuda real, esto parece un intento desesperado de maquillar la miseria con nata y papel crepé. Porque en un país donde falta lo más elemental —medicinas, carne, aceite, incluso el arroz—, ofrecer un pastel como “logro revolucionario” es tan absurdo como cruel.
Los cubanos no necesitan cake. Necesitan dignidad, comida diaria, libertad y un futuro.
Pero el castrismo insiste en su juego de apariencias, creyendo que un par de dulces pueden hacer olvidar las noches sin corriente, los estómagos vacíos y el éxodo imparable de jóvenes que ya no creen en cuentos con merengue.