El reparto cubano se trepa al podio internacional con fuerza, y el encargado de izar la bandera esta vez es nada menos que Oniel Bebeshito, quien acaba de ser reconocido por Billboard como el Artista Latino en Ascenso del mes de julio. Un logro que deja claro que, cuando el talento se escapa del control del régimen, puede llegar a donde le da la gana.
Desde que aterrizó en Miami en octubre pasado, el muchacho no ha parado ni un segundo. En menos de tres meses ya estaba cantando para 20 mil personas en el estadio de Pitbull, y ahora se prepara para reventar el Kaseya Center el próximo 9 de agosto, escenario reservado para los grandes de verdad.
“Me dijeron que los cubanos no podían llenar el Kaseya Center… pero yo sabía que sí”, soltó Bebeshito con toda la seguridad del mundo en una entrevista con Billboard. Y sí, tenía razón. Mientras en Cuba lo hubieran tenido censurado, limitado y probablemente con el micrófono apagado, en Miami se está comiendo el escenario y al público con arroz y boniato.
Su canción “Tacto que llegó el reparto” no es solo un palo musical, es un grito de identidad, de barrio y de libertad. Y ya está sonando duro en las listas de Billboard, como un puñetazo con ritmo en la cara de quienes alguna vez subestimaron el poder del reparto.
Pero este camino no fue coser y cantar. Bebeshito recuerda sus inicios en Cuba, improvisando instrumentos con lo que apareciera, formando parte de un dúo que no cuajó y subiendo covers en clave reparto que se hicieron virales a pesar de la represión y el apagón digital. Uno de ellos, “Una pila de partes”, inspirado en un tema de Aitana, lo catapultó. Luego, apostó por hacer lo suyo y firmó con Planet Records, sellando así su salto profesional sin tutelaje estatal ni “patria o muerte”.
Ahora, con 28 años, Oniel Bebeshito no es solo una promesa, es un fenómeno. Ha girado por Europa, ha llenado estadios y sigue sumando millones de seguidores. 1.7 millones, para ser exactos, que no se pierden un solo paso de su carrera. Y mientras tanto, sueña con volver a cantar en su tierra, pero en una Cuba libre, sin censura ni apagones culturales.
Este reconocimiento de Billboard no solo celebra a un artista, es una cachetada al sistema que no supo, no pudo o no quiso darle espacio. Porque mientras en la Isla el talento se ahoga en burocracia y miedo, afuera florece sin permiso.
