Otra historia que duele y mucho. Una joven cubana que cruzó la frontera buscando una vida mejor terminó regresando a Cuba en una camilla, literalmente rota por dentro y por fuera. Se llama Laritza López Rodríguez, tiene solo 25 años, y acaba de ser deportada a la isla por el Servicio de Inmigración de Estados Unidos (ICE), a pesar de las múltiples cirugías que tuvo que enfrentar tras un arresto violento.
Según confirmó Univisión Noticias, Laritza fue detenida el pasado 2 de mayo en la frontera de Texas. Desde ese día, su vida se convirtió en una pesadilla. Y aunque uno pensaría que una persona en recuperación merece al menos un poco de compasión, eso no fue lo que recibió.
Su pareja, Gerdys López, lo contó todo entre indignación y tristeza: “La mandaron para Cuba sin estar recuperada. Ni siquiera pudo hacer sus terapias, y allá llegó sin los papeles médicos ni nada”. Así mismo lo dijo. Y como si fuera poco, en Cuba no hay recursos ni medicamentos para alguien en su condición. Ni siquiera puede caminar bien.
Laritza denunció que los agentes de la Patrulla Fronteriza la empujaron tan fuerte que terminó con una pierna fracturada. Tuvo que operarse dos veces mientras estuvo en el Centro de Migrantes de Karnes, Texas. Pero eso no fue impedimento para incluirla en el séptimo vuelo de deportación del año rumbo a La Habana. En ese mismo vuelo iban 118 cubanos más.
De los repatriados, 96 eran hombres, 22 mujeres y al menos tres personas fueron enviadas directo a centros de investigación penal en Cuba, por supuestos delitos antes de irse del país. Como quien dice, los estaban esperando con las esposas listas.
Y por si creías que lo de Laritza fue cosa de una sola vez, resulta que ya ICE había intentado deportarla antes, con la pierna llena de hierros. La llevaron a Luisiana durante más de 16 horas para montarla en el avión, pero el médico dijo “¡No va!”. La regresaron a Texas… por un rato. Porque la orden de deportación seguía firme, igual que el rechazo a su entrevista de miedo creíble.
Lo más indignante es que, tras atreverse a contar su historia y denunciar que la arrastraron por el suelo mientras ella gritaba de dolor, ICE no solo no se retractó, sino que confirmó que estaba bajo custodia esperando su repatriación. Eso sí, se lavaron las manos con el tema médico, alegando “privacidad”.
Este caso es apenas la punta del iceberg. Las nuevas políticas migratorias del gobierno de Donald Trump están dejando a miles de migrantes cubanos en un limbo legal. Se acabó el parole humanitario, cancelaron CBP One y ya no hay política de “captura y liberación”. ¿El resultado? Más de 42,000 cubanos con orden final de deportación y más de 185,000 repatriados solo en 2025.
Y mientras todo eso pasa, Cuba sigue recibiendo los vuelos como si nada. Aunque no haya relaciones diplomáticas normales con Estados Unidos, el régimen no pierde oportunidad para aceptar a sus ciudadanos de regreso, aunque vuelvan sin esperanzas.
Laritza, como muchos otros, vuelve a una isla donde la medicina escasea, los derechos humanos son un lujo, y la represión está al doblar de cada esquina. Una historia más que deja claro que, en esta crisis migratoria, los más vulnerables siguen pagando el precio más alto.
