Si eres cubano y vives fuera, seguro te suena esta película: comprar cositas por meses, armar maletas imposibles, contar libras como si fueran monedas de oro, y aun así sentir que no es suficiente. Pues esa realidad tan nuestra fue captada con total sinceridad por una joven llamada Daniela Feito, quien la rompió en TikTok mostrando cómo empacó ¡cuatro maletines de 50 libras cada uno! para su viaje a Cuba.
“Mami, me voy pa’ Cuba”, dice ella con un nudo en la garganta al inicio del video. Y esa simple frase ya te parte el alma, porque no es solo un viaje, es un acto de amor, de sacrificio, de echarse la familia entera al hombro… o mejor dicho, a la bodega.
Daniela, que es de Caibarién, Villa Clara, y viaja con su pareja (natural de Vertientes, Camagüey), contó que lleva casi cinco meses preparándose para este viaje. Desde que decidieron ir a Cuba empezó a comprar poquito a poco, como hacen muchos cubanos en el exterior: agarrando ofertas, ahorrando centavo a centavo, pensando siempre en lo que le puede faltar a la gente allá.
Mientras empaca, va sacando del arsenal: caramelos, sazones, cremas de afeitar, palomitas, pastas dentales, medicamentos y otras cositas que aquí parecen básicas, pero en Cuba valen oro. “Cualquier cosa que puedas llevar, tu familia te lo va a agradecer”, dice con una mezcla de emoción y estrés, y tiene toda la razón.
Un seguidor del video lo resumió de forma perfecta: “Acompáñame a un estresante momento organizando maletas para Cuba”. Porque no hay otra forma de describir ese corre-corre, la angustia de que algo no quepa o que se rompa en el camino, el dilema de qué dejar y qué incluir, o el susto de que la maleta no llegue completa.
Daniela lo dice clarito: “Todo lo que compres para Cuba te va a parecer poco”. Porque es así. Uno siempre siente que no alcanza, que falta algo, que se quedó corto. Aunque vayas con 200 libras encima, el sentimiento es el mismo.
Su testimonio se ha vuelto viral no solo por lo real, sino porque representa a miles de cubanos que, lejos de casa, no olvidan a los suyos. Gente que, aunque estén pelando aquí, hacen magia para llevar alegría y alivio a sus familias. Que meten amor en cada pomito, cada jabita, cada paquete.
Y es que más allá de los productos, estas maletas van llenas de cariño, de nostalgia, de compromiso con los que se quedaron. Porque ser emigrante cubano también es eso: cargar con medio país a cuestas… y aun así, sonreír.