En Cuba, cocinar no es simplemente mezclar ingredientes y esperar a que la comida esté lista. Cocinar en Cuba es una verdadera hazaña, un acto de resistencia diaria, sobre todo cuando la corriente decide irse sin avisar. Y si no lo crees, solo tienes que ver lo que le pasó al tiktoker cubano El Henry (@itss_henryyy_), que se volvió viral por resolver como un campeón cuando se quedó sin luz en pleno fogón.
Este muchacho, que se ha ganado el cariño de muchos por su sentido del humor y su manera tan real de contar la vida en la isla, estaba en plena faena cocinando un clásico: macarrones con perritos calientes y salsa de tomate. Todo iba viento en popa, la sazón sonando sabrosón, el olor a comida buena subiendo… hasta que, como ya es costumbre en la Cuba de hoy, la electricidad dijo: «¡me voy!»
Pero El Henry no se dejó amedrentar. Con la chispa que lo caracteriza, soltó en el video:
“Empecé a sofreír la sazón, pero como ‘Cuba avanza y eso les duele’, se fue la corriente y tuve que terminar cocinando a lo loco, aprovechando el calor de la hornilla eléctrica antes de que se enfriara el fogón”.
¿Te suena familiar? Claro que sí. Esa escena, por graciosa que parezca, es el pan nuestro de cada día en muchos hogares cubanos. Porque cuando se va la luz, no hay tiempo para lamentarse: hay que actuar rápido si no quieres que tu almuerzo acabe en tragedia.
Por eso, aquí te dejamos 3 consejos salvavidas si estás en la cocina y el apagón te agarra por sorpresa:
Aprovecha el calor que queda: Si estabas usando una hornilla eléctrica u horno, no pierdas tiempo. Usa ese calor residual para terminar la receta como puedas.
Saca el plan B: Ten siempre a mano una alternativa como un fogón de leña, una cocina de carbón o una de gas. ¡Nunca sabes cuándo tocará el apagón del día!
No tires la comida, jamás: Si todo falla, hasta unas velas o una lámpara de alcohol pueden darte ese calorcito mínimo para terminar un sofrito o recalentar algo ligero.
Y si estás en cero, sin gas ni leña, toca echar mano a la solidaridad vecinal. Si tienes algún vecino o familiar con planta eléctrica o cocina de carbón, toca tocar la puerta con humildad. Al final, todos estamos en el mismo barco… o mejor dicho, en el mismo apagón.
Así que ya sabes, en Cuba la cocina no solo alimenta el cuerpo, también pone a prueba el ingenio. Y si no, que lo diga El Henry con sus macarrones “modo resistencia”. Porque si algo tenemos los cubanos, es que nos reímos de nuestras desgracias… mientras seguimos cocinando, como se pueda.
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