Una mujer de nacionalidad colombiana terminó detenida en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana el pasado 29 de julio, luego de que las autoridades descubrieran que cargaba 23 cápsulas de cocaína escondidas nada más y nada menos que dentro de su cuerpo.
Según la versión divulgada por medios afines al régimen, la detención se logró gracias a un supuesto trabajo “eficaz” entre la Aduana General de la República y el llamado “Órgano Antidrogas”, que utilizaron escáneres y métodos de “control profiláctico” para desenmascarar la maniobra.
La publicación fue compartida en redes por Elizabeth Ferrer, una conocida vocera del oficialismo digital, quien no perdió tiempo en aplaudir la actuación de los agentes cubanos y recalcar que la mujer fue supuestamente reclutada por redes criminales para actuar como mula a cambio de dinero rápido.
“La joven fue detectada por su comportamiento sospechoso”, alegan. Una historia repetida, envuelta en el mismo discurso propagandístico de siempre, donde el régimen intenta lavarse la cara con cada operativo que monta para justificar su ineficacia general.
La ciudadana fue puesta a disposición de la Fiscalía, y enfrenta cargos por tráfico internacional de drogas, un delito que en Cuba puede costarle entre 30 años de prisión o incluso cadena perpetua, dependiendo de cómo el aparato represivo de la dictadura quiera “administrar justicia”.
Mientras tanto, los medios oficialistas aprovechan cada caso como este para inflar el pecho y vender la idea de que Cuba es una fortaleza antidrogas, aunque la realidad en la calle sea muy diferente.
La misma dictadura que se jacta de capturar mulas extranjeras no ha podido (ni ha querido) detener el crecimiento del consumo de drogas en la isla, un fenómeno que ya ni ellos mismos pueden ocultar. De hecho, el pasado 24 de julio, un tribunal en Granma le metió ocho años de cárcel a un cubano por posesión de marihuana. ¿Y eso resuelve algo?
Mientras la economía se desmorona y la juventud se hunde en la desesperanza, las drogas se abren paso como escape para muchos, y el régimen no encuentra otra respuesta que la represión. Ni prevención, ni rehabilitación, solo cárcel.