Una joven cubana radicada en Estados Unidos desbordó emoción en TikTok al compartir un momento que muchos sueñan y pocos logran: la compra de su casa en Cuba, un paso que, según ella misma dice, representa más que ladrillos y techo, es “una bendición con nombre y apellido”.
“Ayer celebré un logro más”, escribió con el corazón en la mano la usuaria @yulianelis.alvare, mientras mostraba su nuevo hogar en la Isla. La casa, aunque sencilla y con mucho por arreglar, está cargada de amor, esperanza y planes a futuro. “Ahora Dios, Eggun, solo te pido darnos trabajo para ponerte linda”, expresó, dejando claro que lo material viene después… lo importante ya está.
Un sueño compartido por muchos cubanos emigrados
En cuestión de horas, el video se llenó de mensajes de apoyo de compatriotas dentro y fuera de Cuba. Gente que sabe lo que cuesta ganarse cada centavo lejos de casa y lo que significa poder invertirlo en un pedacito de patria. Desde un “Camagüey en la casa” hasta el clásico “felicidades, yo hice lo mismo”, las reacciones no se hicieron esperar.
Varios usuarios aplaudieron la decisión, asegurando que tener una vivienda en la Isla es, a pesar de todo, una apuesta segura. “Aquí estamos por los pelos, paneles solares y una resuelve el problema de la luz”, comentó uno, dejando ver que la cosa está dura, pero tener un techo propio en Cuba sigue siendo un acto de resistencia y arraigo.
Un globo aquí, una raíz allá
En medio de tanta inflación, falta de oportunidades y crisis, hay quienes ya no creen en promesas ni en “globos de colores”. “Esa inversión jamás te vas a arrepentir, todo aquí es un globo”, le advirtió una internauta. Porque aunque desde el exilio se vive mejor en lo material, el corazón sigue anclado allá, donde uno dejó tanto.
“Con Dios por delante lograrás todo, mujer guerrera”, le escribió otra seguidora, mientras otras personas contaban sus propias historias de lucha: “Yo también compré una. Felicidades, ahora poco a poco la vas poniendo a tu gusto”.
Más que un logro, un mensaje
Yulianelis respondió a cada mensaje con una humildad que se siente. Para ella, esto es apenas el comienzo. Aún queda trabajo, pintura, chapistería y muchos remiendos por delante, pero lo importante es que ya tiene un pedazo de tierra donde echar raíces otra vez.
En medio de tanto abandono estatal, tanta migración forzada y tanta miseria institucionalizada, esta historia brilla como un pequeño acto de amor hacia la Isla. Porque mientras el régimen hunde al país en ruinas, los cubanos desde afuera hacen lo imposible por no perder el lazo con la tierra que los vio nacer.
Una casa en Cuba no es solo una propiedad. Es memoria, es futuro, es testimonio vivo de que la patria no se olvida… aunque duela.