El periodista y profesor universitario Enrique Pérez Fumero, empleado de la emisora CMKC en Santiago de Cuba, lucha por su vida tras sufrir una paliza brutal durante la madrugada del domingo 3 de agosto en la esquina de Barnada y San Mateo, según denuncias que estallaron en las redes sociales.
Hasta la tarde del lunes, el joven comunicador oficialista seguía ingresado en la sala de Neurocirugía del Hospital Provincial Saturnino Lora, con fractura en la base del cráneo y múltiples golpes en el rostro, según reveló el reportero independiente Yosmany Mayeta. La situación se mantiene crítica, ya que Enrique todavía no ha recuperado el conocimiento.
Una de las neurólogas que lo atiende admitió que en Santiago de Cuba no funcionan los equipos de imagenología, lo cual obliga a los médicos a “trabajar a ciegas”, a la espera de que la inflamación disminuya para evaluar daños neurológicos. Para Mayeta, este caso desnuda la terrible precariedad del sistema de salud en la segunda ciudad del país, donde la improvisación y el abandono son más mortales que cualquier agresor.
Aunque inicialmente se manejó la hipótesis de un simple robo —un celular, una billetera y un par de Converse—, algunos familiares sospechan que se trató de un ataque homofóbico, lo que eleva el nivel de indignación.
El colmo de la desidia llegó el domingo, cuando ningún oficial de la Policía apareció por el hospital. Fue gracias a presiones ciudadanas que se logró contactar a la jefatura policial. Entonces, y solo entonces, varios uniformados se movilizaron al centro médico, recogieron la ropa de la víctima para “pruebas de olor” y se comprometieron a “buscar a los culpables”. Una escena que retrata con crudeza el desinterés y la incompetencia de un cuerpo policial alineado con la élite, no con el pueblo.
Tras hacerse pública la denuncia, amigos, académicos, estudiantes y colegas inundaron el hospital de muestras de apoyo. Directivos del centro sanitario anunciaron que Enrique sería trasladado a una zona de cuidados especiales debido al deterioro de su estado clínico.
En redes sociales, el mensaje que más estremeció fue el de Daylyn Herrera, alumna del joven golpeado, quien lanzó una frase que ya resuena como grito colectivo: “No es justo que alguien como tú esté luchando por su vida por culpa de la violencia y la indiferencia”. La joven exigió que los agresores paguen por lo que definió como un “acto monstruoso”, porque Cuba no puede seguir permitiendo que el odio, la impunidad y la codicia se cobren vidas y sueños mientras el régimen mira hacia otro lado.