Lo que vivió un grupo de niños deportistas de la Isla de la Juventud en Santa Clara es una muestra más del abandono descarado al que este régimen somete a su gente, y en especial, a los más jóvenes. Después de representar a su provincia en los Juegos Nacionales Escolares, estos muchachos, de apenas 13 a 15 años, fueron dejados a su suerte por más de 20 horas en la terminal de trenes, sin comida, sin agua y sin un mísero lugar donde descansar.
No había ni una meriendita, nada. Así lo contó la madre de uno de los atletas, Arianny, quien no aguantó más y decidió denunciar la situación públicamente. Según relató, los niños durmieron tirados en el suelo, exhaustos, sin apoyo de nadie del INDER ni del gobierno local. Nadie dio la cara. Nadie movió un dedo.
La activista Yamilka Lafita, conocida como Lara Crofs, se hizo eco de la denuncia, y lo que empezó como un testimonio desesperado de una madre, prendió fuego en redes sociales. Porque ya está bueno de tanto abuso y tanta desidia.
«Desde las seis de la tarde no comieron más nada», dijo Arianny, «ni un pan con algo, nada. Solo un pan con croqueta en casi 24 horas». Esa fue la única comida que recibieron, después de competir y dejarlo todo en la pista por un país que, claramente, no sabe cuidar ni agradecer a sus atletas.
Y como si no bastara con dejarlos abandonados, la única «solución» que ofrecieron fue enviarlos a una escuela de tránsito en Mayabeque, a más de 300 kilómetros, como si fueran paquetes sin valor. Nadie supo explicar cómo llegarían hasta allá, ni cuándo. Pero eso sí, les dijeron que allá podrían «comer y descansar por lo logrado». Un cinismo que duele.
Crofs lo dejó claro: «El INDER tiene para firmar contratos con entrenadores extranjeros, como Luizomar de Moura, pero no tiene para garantizarle un viaje digno a un grupo de niños que representan su provincia». Así mismitico.
La cosa no es nueva. El equipo de canotaje de la Isla de la Juventud lleva meses gritando auxilio. No tienen bote K4 para competir, el INDER se niega a comprar uno, aunque hay productores privados en Villa Clara que lo fabrican. Este fue el único evento al que pudieron asistir en todo el año, porque ni pasajes ni transporte les facilitaron para mover los botes.
¿Y qué hacen las autoridades? Pues nada. Silencio. El director del INDER ni siquiera responde las llamadas. Es como si los niños no existieran. Y cuando los padres exigen una respuesta, lo único que reciben son evasivas, pretextos absurdos y, encima, comentarios groseros que demuestran el desprecio con que se maneja todo esto.
A pesar del maltrato, del hambre y del abandono, dos de esos niños fueron elegidos para el equipo nacional gracias a su talento. Pero el talento no basta cuando te toca remar contra una corriente de burocracia, desinterés y falta total de voluntad.
Desde Dporto Sports MEDIA también denunciaron lo ocurrido y lanzaron una pregunta que arde:
“¿Para qué hacer un evento si ni siquiera se pueden garantizar las condiciones básicas?”
Y remataron con una frase que lo resume todo:“Conmigo no se fajen. Ocúpense de resolver lo que tienen que resolver. Porque los que están pasando el mal rato son esos niños. Y eso es lo que de verdad importa.”







