En pleno corazón de los Cayos de Florida, donde la brisa suele traer olor a mar y no a problemas, un turista se topó con algo más que arena y sol. En las cercanías del Seafarer Resort and Beach, un pequeño hotel de estilo rústico en el Mile Marker 97, apareció abandonada una bolsa negra que ha puesto a las autoridades en alerta.
Lo que parecía ser simple basura resultó ser una bomba de misterio: dentro había más de 51 mil pesos cubanos, una pistola Glock cargada, pasaportes (al menos uno cubano), documentos de otras nacionalidades, un teléfono celular y su respectivo cargador.
El hallazgo fue entregado de inmediato, a las 2:36 p.m., a los oficiales del Condado de Monroe, según reportes compartidos por América Tevé. El caso pasó rápidamente a manos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, lo que indica que el asunto no es cualquier cosa.
Aunque no se ha confirmado oficialmente, todo apunta a que este paquete podría estar vinculado con operaciones de tráfico humano o migración irregular, prácticas que lamentablemente han aumentado en los últimos años debido al éxodo masivo de cubanos desesperados por huir del desastre que representa el régimen.
Las autoridades, como de costumbre, se han mantenido calladas. No han revelado a quién pertenecen los pasaportes ni el arma. Tampoco han soltado prenda sobre el origen del dinero, aunque los 51.550 pesos cubanos encontrados no sirven ni para comprar un cartón de huevos en La Habana. Pero sí levantan sospechas de una operación coordinada, posiblemente relacionada con redes ilegales que operan entre Cuba, el Caribe y el sur de Florida.
El Seafarer Resort, que hasta ahora era un rincón tranquilo para escaparse del bullicio, se ha convertido de la noche a la mañana en escenario de un posible caso de crimen internacional. El ambiente en la zona se ha vuelto tenso, con turistas y locales preguntándose qué más podría estar escondido entre los manglares.
La Patrulla Fronteriza ha prometido dar más detalles “próximamente”, pero lo cierto es que el caso ya ha generado preocupación. Los cayos de Florida han sido, durante décadas, una ruta histórica para balseros cubanos, muchos de los cuales arriesgan la vida en el mar por una oportunidad de libertad. Pero en los últimos tiempos, el drama migratorio se ha vuelto aún más peligroso, con la creciente participación de mafias organizadas que se aprovechan del caos y del sufrimiento.