El régimen cubano volvió a hacer su show con el anuncio de un supuesto «aumento» de las pensiones, esta vez para los más viejitos y vulnerables, esos que apenas pueden levantarse de la cama sin ayuda, y mucho menos enfrentar los precios locos que hay en la calle.
Según la flamante Resolución 14/2025, publicada en la Gaceta Oficial como si fuera una gran hazaña, a partir del 1ro de septiembre subirán un poco las pensiones por edad, invalidez y fallecimiento del cónyuge. Eso sí, solo para los que reciben hasta 4,000 pesos. Porque claro, más allá de esa cifra, ni se asomen, que el gobierno no estira ni un centavo.
Los aumentos van desde 1,528 pesos para los que cobraban menos de 2,472, hasta completar los 4,000 para quienes estaban entre los 2,473 y los 3,999. En resumen: un parche mal pegado en una olla rota. Porque en un país donde un cartón de huevos cuesta más de 3,000 pesos, ¿de qué te sirve cobrar 4,000?
Como siempre, el régimen repite su cantaleta de que esto es para «proteger a los más vulnerables». Pero la verdad es que con la inflación desatada, estos aumentos no dan ni para sobrevivir una semana. Mientras tanto, los viejitos siguen haciendo cola desde la madrugada pa’ ver si pescan un pedacito de pollo o una pastilla para la presión.
Según el gobierno, también van a ajustar las pensiones nuevas que se aprueben después de septiembre, y dicen que todo estará bajo el «control» de las direcciones provinciales y municipales del Ministerio de Trabajo. Ya tú sabes lo que significa eso: más burocracia, más demoras y más peloteo.
Incluso los pensionados de las Fuerzas Armadas y el MININT entran en el paquete. Lo cual no deja de ser irónico, porque muchos de esos jubilados fueron los mismos que defendieron con garras este sistema, y ahora están igual de jodidos que el resto del pueblo.
Pero seamos claros: esto no soluciona nada. Ni una migaja. Según el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC), para cubrir lo básico en Cuba hoy se necesitan unos 30,000 pesos mensuales. Y eso sin contar si te enfermas o si tienes niños en casa.
El aceite, el detergente, la leche en polvo o el pollo, todo se vende en MLC o en dólares. ¿Y quién paga eso? Porque el gobierno no te da MLC, ni te cambia tus pesos devaluados por algo útil. Te lanzan al fuego y que te salves como puedas.
Por eso, millones de cubanos solo pueden respirar gracias a las remesas que les mandan los hijos, los nietos o algún primo que logró salir del país. Y el que no tiene a nadie afuera, se queda condenado a sobrevivir con una pensión que no alcanza ni para tres días.
Hasta el mismo Salvador Valdés Mesa, uno de los pesos pesados del gobierno, lo dijo sin pena:
«Con 1,525 pesos no se vive. Con 5,000 no se vive. Con 6,000 tampoco.»
Entonces, ¿quién puede tragarse el cuento de que subirle unos pesos a los jubilados va a cambiar algo?
La realidad es dura y no se tapa con papeles. Cuba atraviesa una de sus peores crisis económicas en décadas, y el régimen sigue jugando a los malabares, soltando migajas para entretener al pueblo mientras los precios suben como espuma y la comida escasea como nunca.
Los abuelos, que lo dieron todo por este país, siguen dependiendo de una jabita que les mande la familia, o de un alma caritativa que los ayude a estirar el mes. Y eso, señores, no es una revolución. Eso es abandono. Es cinismo. Y es crueldad.
